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Hijo de ladrón

En 1950, Manuel Rojas obtuvo una mención honrosa en el concurso literario de la Sociedad de Escritores de Chile con su obra Tiempo irremediable. Un año después, fue publicada bajo el nombre de Hijo de ladrón. Colaborador habitual de la revista Babel, había publicado en 1949 un fragmento de su novela Hijo de ladrón. Una vez publicada, en 1951, el autor da a concer "Las páginas excluídas de Hijo de Ladrón" en el Nº 60 de esta prestigiosa revista.

Hijo de ladrón es considerada por la crítica la obra central de la producción literaria de Manuel Rojas, esta novela formuló una nueva propuesta narrativa al introducir el monólogo interior o corriente de la conciencia, rompiendo con la linealidad temporal y descripciones características en las producciones de la época, además de incluir procedimientos novelescos utilizados por escritores anglosajones de la altura de James Joyce y William Faulkner.

González Vera, amigo cercano de Rojas, se refiere a esta novela: "Es en Hijo de ladrón donde sus cualidades alcanzan mayor realce. Es también, como Lanchas en la bahía, un monólogo en el que el autor habla a través de sus criaturas. Se percibe su aliento lo mismo que en la conversación de dos. El tono es confidencial; las observaciones originales abundan y el pensamiento supera en extensión al relato. Los tres elementos: narración, observaciones y pensamientos, se mezclan en un juego sin fin... Por fuera, su estilo es un encadenamiento de frases cortas (...) También se vale a menudo de enumeraciones, en la que, velada o abiertamente, destella el humor. Más a distancia, para acrecentar la intimidad del tono, dialoga con un personaje imaginario. No es raro que en vez de describir un momento, una escena, dé su imagen mediante frases, seis o más, que dicen distintas personas anónimas". (Rojas, Manuel. Obras completas. Santiago: Zig - Zag, 1961. p. 896)