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La Cruz de Mayo

La fiesta de Cruz de Mayo, cuyo origen se remonta a los tiempos de la Conquista, cuando una de las devociones más generalizadas en el país era el culto a la Santa Cruz.

Como el misionero católico apenas sabía el idioma de los indios a quienes venía a evangelizar, para hacerse entender necesitó servirse de signos externos para reforzar su enseñanza. Era primordial inculcar la idea de Dios, unida al misterio de la redención y a la verdad de la recompensa después de esta vida. Para esto recurrían a la cruz, la que colocaban en alguna colina o lugar visible cerca de sus misiones.

Como un medio de mantener viva la doctrina, nombraban fiscales en los pueblos, quienes tenían el encargo de bautizar y rezar los días festivos en la capilla o al pie de esa cruz expuesta a la veneración pública.

Los misioneros fundaron hermandades en torno al culto de la cruz el que se tributaba los últimos ocho días de ese mes en los que acudían bailes chinos a danzar ante el madero.

Posteriormente, las cruces veneradas en los campos se arreglaban con flores y variados adornos. En las casas se honraba la cruz con el rezo del rosario, el canto de letanías, con canto a lo divino y se festejaba con mistelas y "gloriao".