Fundada en 1888 por el Arzobispo de Santiago Mariano Casanova, la Universidad Católica respondió a la necesidad de crear una universidad confesional, para enfrentar la fuerza del laicismo en la educación superior. La nueva idea de universidad proponía una perspectiva académica nacida de la propia reflexión del pensamiento católico chileno.

Desde sus inicios, la controversia política y social fue parte fundamental de la reflexión interna de la nueva universidad, que pronto se transformó en un referente obligado del debate nacional -desde un punto de vista católico. No obstante lo anterior, fue en los años sesenta cuando la Universidad Católica se incorporó de lleno, y como protagonista, del acontecer nacional. Este proceso, de profunda crítica y renovación de la misión de la universidad en la sociedad chilena, fue conocido con el nombre de reforma universitaria. Fueron los estudiantes sus impulsores, fuertemente sensibilizados por la realidad social e influidos por los movimientos estudiantiles europeos, y significó un vuelco sin precedentes para la institución. La intervención de la universidad después del golpe militar de 1973, pareció conllevar la anulación de los cambios introducidos por la reforma. Sin embargo, a poco andar se confirmó y reforzó la idea central del programa reformista de que la Universidad debía ser una institución de la ciencia y de que toda su organización y acción debía ser pensada desde la ciencia y en función de ella.

A partir de su fundación y en forma creciente, la acción de la universidad y de sus egresados ha influido decisivamente en el acontecer nacional y ha definido nuevos rumbos para el desarrollo de Chile. Prueba de esto ha sido el papel clave de su Facultad de Economía en la introducción en el país de la economía de libre mercado, así como también la participación de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, a través de la persona de Jaime Guzmán, en la elaboración y aprobación de la Constitución de 1980.

Durante los últimos 30 años, la Universidad Católica de Chile ha vivido una transformación importante: de ser una pequeña universidad católica elitista, se convirtió en una universidad moderna, con un reconocimiento académico internacional, que hoy constituye uno de los centros de educación superior más importantes del país.