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su Valparaíso natal

Valparaíso despertaba recuerdos cruciales en la vida de Joaquín Edwards Bello, lo que convirtió a la ciudad de los vientos en escenario y motivo recurrente de sus crónicas y novelas. Ya adulto Joaquín Edwards Bello reconocía que viajar a Valparaíso lo revitalizaba.

Su vida escolar transcurrió entre el Colegio Mackay (Cerro Concepción) y el Liceo de Hombres de Valparaíso, rebautizado más tarde como Liceo Eduardo de la Barra. A los 17 años de edad abandonó el puerto para trasladarse junto a su familia a Europa. Retornó dos años más tarde, al enterarse de la noticia del terremoto de 1906; halló entonces intacta su casa ubicada en la Calle del Teatro N° 43 y, en el banco de la plaza, al mismo gordo medio chiflado que conocía de la infancia.

En sus crónicas y memorias dedicadas al puerto evocaba con facilidad a estos personajes, sus calles, parques y tiendas, así como los recreos familiares en Quilpué y Quillota. Se estremecía cuando recordaba la enorme casa donde vivió en la calle Condell, la misma que hacia 1921 se transformó en un club donde jugó a las cartas y donde posteriormente funcionó la Municipalidad, edificio donde recibió en 1958 el título de Ciudadano Ilustre de Valparaíso.

La novela a la que dedicó más tiempo en su vida tuvo como paisaje principal al Valparaíso de principios del siglo XX. Se editó en cuatro partes: Valparaíso: La Ciudad del Viento (1931); En el Viejo Almendral Valparaíso La Ciudad del Viento (1943); Valparaíso (Fantasma) (1955) y finalmente Valparaíso (1963).

Directo y honesto como en el resto de sus crónicas, Joaquín Edwards Bello escribió: "Confieso que yo empecé a conocer la poesía y la belleza de mi ciudad natal después de haber salido a correr mundos. Antes de eso, mi sueño dorado de niño era salir de Valparaíso. En el liceo los mayorcitos solíamos blasfemar. Ahora grito como Neruda: ¡Te declaro mi amor, Valparaíso!".