Aunque su presencia no es clara hasta el siglo XIX, cuando, por ejemplo, extranjeros como Ignacio Domeyko y Claudio Gay los mencionan, los Chinos están presentes en el Norte Chico (zona que se extiende entre Taltal y Los Vilos) desde el período más temprano de la Colonia: En 1585 ya se sabía de la existencia de un baile en la localidad de Andacollo realizado por indígenas en honor a la Virgen o a la "Chinita", como la llaman los danzantes.

El libro Chinos: Mineros - danzantes del Norte Chico, siglos XIX y XX de Milton Godoy Orellana, tesista del Programa de Doctorado en Historia de la Universidad de Chile y docente de la Universidad de La Serena y Academia de Humanismo Cristiano, fue publicado recientemente con el apoyo del Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes 2007.

Este trabajo es el resultado de una investigación realizada entre los años 1995 y 2006 acerca de la expresión ritual que constituyen los Bailes Chinos, danza eminentemente masculina y de origen netamente chileno. "El proyecto se sustenta en la necesidad de propender a la puesta en valor de elementos componentes del patrimonio cultural intangible de la región, en torno a una práctica cultural de larga data temporal y que tiene una amplia difusión en los sectores populares", señala Godoy.

El texto aborda las características propias del Norte Chico, los indígenas que habitaban la zona durante la primera mitad del siglo XIX, las fiestas religiosas del Rosario de Andacollo, de La Candelaria de Copiapó, de la Virgen de la Piedra y el origen de los Chinos, sus trajes e indumentarias, su sociabilidad, su ritual y sus mandas, entre otros temas.

Además, el libro incluye un recorrido en imágenes por la historia de estos "danzantes rituales", entre las que se cuentan fotografías tan diversas como Chinos de La Candelaria de Copiapó hacia 1860 y bailarines caracterizados como indios norteamericanos a comienzos del siglo XXI.

"Chinos: Mineros - danzantes del Norte Chico, siglos XIX y XX es el estudio de un grupo particular de danzantes, su posible origen y el sentido de su práctica festiva. Sus actores son los devotos comprometidos con la tarea que realizan, haciéndonos recordar que desde las cuevas de Altamira hasta los petroglifos del Sur de América, los seres humanos se visten especialmente para homenajear a sus dioses", escribe el destacado historiador y antropólogo peruano Luis Millones en la presentación de la investigación.