"La gramática no se ha hecho para el pueblo; los preceptos del maestro entran por un oído del niño y salen por otro; se le enseñará a conocer cómo se dice, pero ya se guardará muy bien de decir cómo le enseñan; el hábito y el ejemplo dominante podrán siempre más. Mejor es, pues, no andarse con reglas ni con autores". Esas palabras, contenidas en el ensayo "Ejercicios populares de la Lengua Castellana" (El Mercurio de Valparaíso, 27 de abril de 1842) de Pedro Fernández Garfias, dieron origen a la llamada "controversia filológica", clave para comprender el surgimiento del Movimiento Literario de 1842.

A este artículo respondieron apasionadamente intelectuales como Andrés Bello y Domingo Faustino Sarmiento, llegando este último a acusar a Bello de propiciar, entre la juventud, estudios que iban en menoscabo de los ideales de la ilustración. "En las lenguas, como en la política, es indispensable que haya un cuerpo de sabios, que así dicte las leyes convenientes a sus necesidades" diría Bello en El Mercurio de Valparaíso el 12 de mayo de 1842 -firmando bajo el seudónimo de "Un quidam" ("transeúnte anónimo")-. A ello, Sarmiento no tardó en responder: "Un idioma es la expresión de las ideas de un pueblo, y cuando un pueblo no vive de su propio pensamiento, cuando tiene que importar de ajenas fuentes el agua que ha de saciar su sed, entonces está condenado a recibirla con el limo y las arenas que arrastran su curso" (El Mercurio de Valparaíso, 19 de mayo de 1842). El intercambio a través de la prensa se mantuvo hasta fines de junio de ese año.

En paralelo, se suscitó otra polémica entre defensores -como Salvador Sanfuentes, abogado de profesión- y críticos -como Vicente Fidel López, fundador de la Revista de Valparaíso (1842) y José Joaquín Vallejo- del Romanticismo. También participaron de esta discusión (que se extendió hasta agosto de 1842) autores como Antonio García Reyes y, nuevamente, Domingo Faustino Sarmiento.

Puede decirse que la creación de la Sociedad Literaria -fundada oficialmente el 3 de mayo de 1842- representa la síntesis de estas discusiones, al hacer hincapié en la ilustración como factor indispensable para el progreso, y fomentar, al mismo tiempo, la originalidad como valor fundamental, la promoción de los valores criollos y el rechazo a los modelos literarios extranjeros. El llamado que hace José Victorino Lastarria en el discurso inaugural de la Sociedad es, en este sentido, elocuente: "Me llamáis para que os ayude en vuestras tareas literarias, pero yo quisiera convidaros antes a discurrir acerca de lo que es entre nosotros la literatura, acerca de los modelos que hemos de proponernos para cultivarla, y también sobre el rumbo que debemos hacerle seguir para que sea provechosa al pueblo".

A la Generación de 1842 pertenecen gran parte de los intelectuales participantes de esta verdadera revolución cultural, de la que también se hicieron parte figuras como Francisco Bilbao, Jacinto Chacón, Francisco Solana y Francisco Bello (todos ellos miembros fundadores de la Sociedad Literaria);Eusebio Lillo, Aníbal Pinto y Santiago Lindsay. Las distintas influencias que la caracterizaron se pueden efectivamente rastrear hasta esas iniciales discusiones intelectuales.

Para contar con más antecedentes sobre el tema, recomendamos revisar valiosos documentos disponibles en Memoria Chilena, como "Una carta sobre los hombres de 1842", que corresponde a una revisión del quehacer de la Sociedad Literaria hecha por uno de sus integrantes (Jacinto Chacón); elDiscurso Inaugural de la Sociedad Literaria (3 de mayo de 1842) de José Victorino Lastarria; o el número especial (nº 203, 1924) que la revista Atenea dedicó al Movimiento Literario de 1842. Asimismo, en nuestro tema "Intelectuales liberales del siglo XIX" se pueden revisar los principales aspectos de la vida y obra de hombres como Francisco Bilbao, Andrés Bello, Domingo Faustino Sarmiento y José Victorino Lastarria.