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estilo como guardavallas

El apodo de "Sapo" que identificó a Sergio Livingstone tiene que ver con su particular estilo como guardavallas. Así lo bautizó Gustavo "Negro" Aguirre, relator deportivo e hincha de Universidad Católica, por sus espectaculares saltos, con su especial forma de elevarse -con las piernas arqueadas-, y por las acrobáticas maniobras que realizaba el arquero durante sus presentaciones.

Livingstone rompió con la estampa clásica del arquero de finales de los años '30, que -hasta su fulgurante aparición- se caracterizaba por la sobriedad y por esperar bajo los tres palos sin intervenir mucho en el juego. Livingstone reconoció su admiración por varios goleros que fueron sus referentes: «El peruano Juan Valdivieso, de Alianza Lima, un arquero maravilloso. Para el Sudamericano de 1941, él era suplente. También me impresionó el argentino Ezequiel Aranda, de Vélez Sarsfield, que venía seguido porque contaba con "Chincolito" Iván Mayo (delantero chileno). Aranda vino de refuerzo, él jugaba en Quilmes y luego en Lanús. Después no pasó a mayores, pero saltaba igual que yo", afirmaba Livingstone en 2009.

Un estilo que marcó una época. Elástico y ágil, Livingstone descolgaba el balón con una mano, y era especialista en cortar centros aéreos y anticiparse a los delanteros, gracias a su perspectiva y ubicación en el campo. Sus plásticas contorsiones y sus voladas, además de otras maniobras clásicas -como formar una faja con la pelota alrededor de la cintura y dejarla caer por su brazo- marcaron una época en el fútbol chileno y sudamericano.

Un detalle que cabe destacar es que Sergio Livingstone fue quien introdujo el uso de guantes de arquero en el medio futbolístico nacional. Hasta fines de la década de 1940, los porteros en Chile atajaban a mano desnuda; el único accesorio del que se valían eran las rodilleras, "porque el arco siempre estaba pelado (...) y las caídas causaban estragos" (Sergio Livingstone, 2011). El "Sapo" comenzó usando guantes de vestir que pedía prestados a sus conocidos y recién a los 28 años de edad pudo adquirir su primer par de guantes profesionales, de fabricación italiana.