Aun cuando la Academia Chilena de la Lengua ha procurado siempre mantener una posición neutra en lo que se refiere a la discusión política, ello no le ha impedido alzarse como un importante referente en el plano cultural. Una de las ocasiones en las que la Academia se ha manifestado públicamente en temas de alto impacto social, fue en el año 1992, cuando expresó su profundo desacuerdo con los contenidos educacionales propuestos durante el gobierno de Patricio Aylwin, lo que motivó un amplio debate en torno a las reformas que se formulaban en aquel momento.

Aunque en otro ámbito de la vida pública chilena, un debate similar generó en 1987 el nombramiento del papa Juan Pablo II como miembro de honor.