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Alsino (1920)

Con la publicación de Alsino, del escritor Pedro Prado, en 1920, la literatura de la época, marcada por un esquema criollista que por entonces convergía con un realismo vernacular, se abrió a nuevas tendencias formales y temáticas. La obra de Prado, subtitulada en su primera edición "Poema novelesco", planteó ya desde sus aspectos génericos una diferenciación de las estructuras narrativas de su tiempo. Si bien, el escenario de Alsino es el campo chileno, principal tópico de la novela criollista, su referencia tan solo manifestó una cercanía temática con dicha novela, puesto que en su propuesta de pensamiento Alsino pretendió ir más allá del documento social y estudio objetivo de un caso; al contrario, abrazó nuevas corrientes literarias, las que con Vicente Huidobro y su Altazor encontraron su máxima expresión. Incluso, tal como señaló Andrés Sabella, la novela de Prado podría considerarse como un antecedente de dicho poema de la vanguardia chilena: "Anotemos una curiosidad que nos asalta, mientras escribimos: Alsino -de alzar y de alzarse-, se hermana al bellísimo Altazor- de alturas y de azor- de Vicente Huidobro. En ambos títulos, el juego parte de una sílaba que empuja la gracia y el símbolo, alzándolos de la pobre tierra pisoteada. Escribe Prado, 'increpando a la tierra, porque permaneces indiferente', ante la proeza de los vuelos Huidobro narra que Altazor rueda 'entre las nubes de la muerte'".

Pedro Prado terminó de escribir su novela el 29 de septiembre de 1920, siendo publicada poco tiempo después. La recepción crítica fue auspiciosa. En ese momento, la revista Zig-Zag indicó que esta novela era quizás la más original producida en la lengua española, destacando su excepcionalidad respecto a la literatura anterior: "Alsino, en la cual, dicho sea desde luego, se encontrará la mezcla más singular de elementos que, por lo general, no marchan juntos: mezcla de realismo y de fantasía, de emoción y de humorismo, de abstracción y de sentido de lo concreto, de universalidad y de colorido local, de lirismo y de trivialidad, de claridad y de oscuridad, de simplicidad y de complicación, y quizás de muchas cosas más aun". Por otra parte, en su tiempo sirvió de inspiración para un poema sinfónico, La muerte de Alsino, escrito por Alfonso Leng, quien lo presentó en 1922.

Alsino ha sido considerada por la crítica la obra más voluminosa de Pedro Prado; por ello, encontramos numerosos artículos sobre esta. Entre los más destacados críticos que han escrito sobre esta novela están: Alone, ArturoTorres Rioseco, Raúl Silva Castro, Guillermo Gotschlich, Manuel Rojas y Gabriela Mistral. Esta última se refirió a Alsino en sus Recados: "Casi todos los pueblos tienen su niño novelado magistralmente. España, el Lazarillo anónimo e insuperable; Suecia, el Nils Holgersson de Selma Lagerlôf; Inglaterra, el lindo Peter Pan, de James Barrie. Nosotros recibimos a Pedro Prado nuestra carne infantil en el Alsino y se la agradecemos en cuanto a criatura de ficción, de que los pueblos necesitan tanto como de las de carne y hueso...".