El primer libro de Emilio Rodríguez Mendoza, Gotas de absintio, apareció en 1895. Rodríguez Mendoza deseaba contar con el respaldo de alguien ya conocido en el ámbito literario, por lo que le escribió a Rubén Darío -quien, por aquel entonces, se desempeñaba como Cónsul General de Colombia en Buenos Aires y era amigo de Manuel, hermano de Emilio-, para pedirle que le escribiera un prólogo a su primera obra literaria.

El poeta escribió palabras elogiosas para el conjunto de cuentos del joven escritor: "Este primer libro es un feliz augurio de otros superiores. Yo me atrevería a saludar en Emilio Rodríguez Mendoza a uno de los mejores escritores futuros de su país, es decir de nuestra América. Tu Marcellus eris!" (Darío, Rubén. "Prefacio". Gotas de absintio. Santiago de Chile: Impr. Cervantes, 1895, p. X).