Según el inventario realizado a la biblioteca privada de José Antonio Rojas en el año 1840, a más de 20 años de su muerte, esta se componía de 472 títulos, con un total de 2.155 volúmenes tasados en 5199 pesos, a 6 reales cada uno. Entre ellos, predominaban los diccionarios (42 títulos en total) que abarcaban los más diversos temas (idiomas, física, matemáticas, comercio, economía, medicina, filosofía, teología). Además, en él se contaron más de 30 títulos de obras científicas actualizadas, libros de historia, literatura, libros de viajes y algunos libros de bellas artes.

Entre los libros sobre ciencias exactas, dominan los títulos sobre geometría y diversas ramas de las matemáticas: tratados de física, óptica, astronomía y mecánica. Algunos de los títulos científicos que se encontraban en esta biblioteca fueron Introducción a la verdadera física y astronomía de Kiet; Tratado de Óptica del Abad de la Caille; Principios de Matemáticas de Benito Bails; Historia y las Memorias de la Academia de las Ciencias de País, Manual del naturalista de Buffon; Historia de los fósiles de Bertrand; Medicina doméstica de Tissot y Tratado de los vapores y afecciones de los dos sexos de M. Pome.

Luego de diccionarios y títulos científicos, los libros de viajes constituyeron los ejemplares más numerosos en la biblioteca de José Antonio Rojas. Estos tenían especial relación con América, lo que parece revelar un sentido de pertenencia al nuevo continente que ya se venía desarrollando a fines del siglo XVIII. Entre ellos se pueden mencionar Viajes a la América y Noticas Americanas de Antonio de Ulloa; Observaciones del Perú de Jorge Juan; Viaje de todo el mundo de Dampier; Relación del viaje al mar del sur de Frézier; Viajes en Siberia, anónimo, y Viajes de la California por Chappé de Auterroche.

En literatura se encontraron obras clásicas como El Quijote de Miguel de Cervantes, El paraíso perdido de John Milton o las Mil y una noches. Llama la atención la existencia de obras de literatura erótica -"género que no había aparecido hasta entonces en Chile"- como las anónimas El placer y Noches de la Helvecia.

Entre los libros de artes, tema prácticamente inédito en las bibliotecas chilenas de la época, se registraron títulos como Manual de artistas de Raymond; Diccionario de arquitectura oral antigua y moderna, anónimo; Museo pictórico de Palomino, etc.

Entre las obras "avanzadas" o de ideas ilustradas que efectivamente figuraron en la biblioteca de Rojas, destacan Derecho de gentes de Pufendorf (1762), obra en la que el autor "libera al Derecho natural de la escolástica teológica y lo eleva al rango de ciencia doctrinal independiente"; La nueva Heloísa (1960) de Rousseau; Lógica o arte de pensar, de Condillac (1781) y el Teatro crítico de Benito Jerónimo Feijoo (Cruz, Isabel. "La cultura escrita en Chile 1650 - 1820". Historia, número 24, 1989, pp.163-169).