La sucesión de inventos (fonógrafo, gramófono y radio) en torno a la grabación y reproducción musical modificó el vínculo social y cultural con la música. Hasta antes del descubrimiento de la reproducción del sonido, la experiencia fundamental de escucha estaba vinculada al evento musical, en el que intérpretes y auditores se enfrentaban en un espacio determinado.

A fines del siglo XIX, los inventos de reproducción musical se introdujeron en el espacio doméstico y privado. Aunque en un principio eran bienes exclusivos, a los que solo podía acceder un grupo reducido de la elite, fonógrafos, gramófonos y discos de cera rápidamente comenzaron a popularizarse.

Este cambio en la experiencia de escucha musical se consolidó con la incorporación de la radio en la vida diaria. Este nuevo medio masificó y popularizó la música, que desde entonces pudo llegar a millones de hogares, todos los días y a toda hora.