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El monumento a Rodó (1944)

La creación del monumento en homenaje al intelectual uruguayo José Enrique Rodó de Tótila Albert no pasó desapercibida para nadie. Ya un año antes de su finalización, el viernes 5 de marzo de 1943, el periódico uruguayo El Plata informaba, junto a tres fotografías del proyecto, sobre el avance en la construcción de la estatua. Asimismo, un mes antes de su inauguración, el diario La Nación reconoció en las figuras esculpidas de "Ariel" y "Calibán" el sello de la amistad entre Chile y Uruguay y, en Albert, al responsable de una "hermosa obra artística" ("En octubre próximo se inaugurará en Santiago monumento a Enrique Rodó". La Nación. Santiago, 25 de septiembre, 1944).

El acto de inauguración del monumento se realizó el 12 de octubre de 1944 en el Parque Gran Bretaña, actualmente conocido como Parque Balmaceda, ubicado en la comuna de Providencia, Santiago. Dicho acto contó con la presencia de figuras de la política chilena y del Embajador Extraordinario de la República de Uruguay, Dardo Regules. En la ocasión, según escribió El Mercurio de Valparaíso, el alcalde de la comuna, Rafael Vives, "se mostró muy complacido de haberle correspondido a la comuna de Providencia, la honrosa misión de guardar la escultura del ilustre pensador uruguayo, José Enrique Rodó" ("En brillante ceremonia fue inaugurado ayer el monumento al pensador José Enrique Rodó". El Mercurio, Valparaíso. 13 de octubre, 1944).

No obstante la aprobación que el monumento alcanzó entre las autoridades y en la prensa, el mismo día de la ceremonia, el diario El chileno lo criticó abiertamente por considerarlo "una burda escultura carente de toda expresión artística. Esta 'obra' de arte fue y es criticada por El chileno porque constituye un desacato a la ilustre personalidad de José Rodó" ("Hoy se inaugura un adefesio". El chileno. Santiago, 12 de octubre de 1944). Del mismo modo, el periódico El Imparcial recogió la opinión de Juan Errázuriz Echeverría, quien atacó la obra "que con justicia censura la opinión pública en general, pues en ella no solo se perciben a primera vista sus defectos sino que da una impresión grotesca de conjunto, no habiendo en ella gracia ni fuerza de expresión" ("¿Una obra maestra?" El Imparcial. Santiago, 10 de octubre, 1944).

Por otro lado, el escritor Alberto Ried, luego de la inauguración del monumento, hizo hincapié en las características estéticas que alejaban el trabajo de Tótila respecto de manifestaciones escultóricas "miméticas". En el diario Las Últimas Noticias escribió: "Para comenzar, es preciso tomar en cuenta que este discutido artista ha conseguido, por fin, emancipar a tan difícil arte del servilismo realístico y pedestre en que la escultura criolla y monumental se hallaba encharcada" (Ried, Alberto. "El Monumento a Rodó es una gran obra de arte". Las Últimas Noticias. Santiago, 18 de octubre, 1944).

Otros escritores también defendieron el Monumento a Rodó. Raúl Cuevas escribió un artículo alabando la creación de Tótila Albert: "Nuestra ciudad amplia y de ventanas que se miran hacia un muro de nevadas cordilleras, entre rosas y verdeguear de fiesta, muestra la gracia del primer monumento digno y espléndido. Nada puede cercarlo, de otra cosa, que admiración, por su sentido de creación, por la vigorosa expresión de sus figuras, por la calidad vibrante y animada de sus rasgos, en que las fuerzas del mal sostienen, entre dolor y materia doblegada, a lo grande y noble, que Ariel simboliza, para derramarlo en su obra alentadora de América" (Cuevas, Raúl. "Ariel y Calibán". La Segunda. Santiago, 20 de octubre, 1944).

Alejado de las polémicas que suscitó su obra, Tótila Albert llevó registro fotográfico de las etapas del proceso de creación del Monumento a Rodó, desde sus primeras maquetas hasta su instalación en el Parque Gran Bretaña.