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14 años de Memoria Chilena: el desafío digital

Memoria Chilena, sitio de la Biblioteca Nacional pionero en la digitalización de patrimonio, cumple 14 años con 950 minisitios publicados y más de 31 mil documentos en línea. En el último año, ha recibido más de 6 millones de visitantes.

16 de octubre de 2017

Gráfica para redes sociales

En 2003, nacía en la web Memoria Chilena, un sitio que apuntaba a digitalizar y poner a disposición online el acervo patrimonial de la Biblioteca Nacional de Chile. Desde su inicio, se planificó como un sitio que presentaba objetos digitales en un contexto editorializado, de manera de ofrecer una red de contenidos culturales sobre cultura e identidad chilena.


14 años después, Memoria Chilena se ha consolidado como uno de los sitios de temáticas culturales más relevantes y consultados de Chile, con un total a la fecha de 950 minisitios y más de 31 mil documentos en línea. Ha obtenido reconocimientos como el Premio Apes 2007 al mejor sitio cultural de Chile, el premio Avonni de 2009 por su innovación en TICs de servicio público y el Stockholm Challenge Award 2010. Bajo su alero se han desarrollado, además, otros dos otros proyectos digitales de la Biblioteca Nacional: Chile para Niños y Biblioteca Nacional Digital, con los que la institución ha apostado decididamente en el mundo digital para difundir sus colecciones y, con ello, enfrentar los desafíos del siglo XXI.


"Alrededor del año 2000 comenzamos a preguntarnos en la Biblioteca Nacional sobre la digitalización y sus posibilidades. Y vimos que todas las experiencias provenían de países desarrollados. No había nadie de este continente que tuviera una experiencia similar", explica Pedro Pablo Zegers, subdirector de la Biblioteca Nacional. Es así como dentro de la institución se comenzó a trabajar desde una posición de pioneros en América del Sur, mirando como referencia a proyectos internacionales que incluyeron de Estados Unidos y Europa, y finalmente tomando como referencia el proyecto American Memory, de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, y Gallica, de la Biblioteca Nacional de Francia.


Digitalizar es democratizar


"Memoria Chilena era una oportunidad de usar la tecnología para ponerla a disposición de la comunidad. Y la biblioteca la tomó", explica Zegers. Para llevar a cabo esa labor, ha sido necesario que la Biblioteca Nacional esté constantemente actualizando su infraestructura tecnológica. "Nuestro laboratorio de digitalización es uno de los que tiene tecnología más nueva en Chile, incluso de Latinoamérica", explica Roberto Aguirre, Jefe de Colecciones Digitales de la Biblioteca Nacional. "A futuro, nuestro mayor desafío está en la infraestructura de almacenamiento: cómo dar cabida a todo el crecimiento digital que ha desarrollado la Biblioteca, lo que se genera y se recibe. Tenemos alrededor de 300 TB de información digital que tenemos que cuidar, custodiar y preservar a largo plazo, y que crece en forma exponencial".

Proceso de digitalización en el robot de escaneo automático Kirtas Kabis I


Con la puesta en funcionamiento del sitio web, se abrieron infinitas posibilidades para los usuarios, gracias a objetos digitales que antes eran inaccesibles desde el catálogo tradicional. "Gracias a internet ahora podemos rescatar y poner en valor el patrimonio bibliográfico, documental, iconográfico y audiovisual de la Biblioteca Nacional. Son cuatro soportes que podemos mostrar hoy, en el sitio, y que antes no podíamos", añade.


La multiplicidad de fuentes en torno a una misma materia permite al usuario acercarse desde distintos ángulos y, a partir de allí, dar rienda suelta a su curiosidad a través de los múltiples contenidos de Memoria Chilena. Para Paulina Olivos, encargada de la Sección Periódicos y Microformatos de la Biblioteca Nacional, esta ha sido una de las herramientas de mayor utilidad en su atención al público dentro de la Biblioteca Nacional. "Da contexto a nuestras colecciones, especialmente para los estudiantes secundarios que normalmente llegan sin mayores antecedentes de los temas que deben investigar. Cuando les muestras Memoria Chilena y aparecen los contenidos asociados a material digitalizado como a la prensa del siglo XIX, se les abre una tremenda ventana que los incita a seguir la exploración". Pedro Pablo Zegers añade: "Hoy el sitio va más allá de ser solamente una memoria, sino que es un potente instrumento de colaboración en la formación educativa. Una buena parte de los trabajos que hacen los estudiantes, e incluso tesis, surgen de la exploración de Memoria Chilena".


A través del sitio, los objetos patrimoniales que resguarda la Biblioteca Nacional están accesibles a un público cada vez más amplio, no solamente geográficamente, sino también de intereses más diversos. Es esa característica la que motiva el lema "digitalizar es democratizar". Para Rafael Sagredo, historiador y usuario recurrente del sitio, Memoria Chilena "ha permitido descubrir un Chile desconocido, ahora revelado como heterogéneo, diverso, plural. Ha contribuido a ampliar lo considerado nacional, propio; dilató nuestra comunidad, abrió espacios, mostró nuevos mundos y formas, relevó sectores sociales, minorías, regiones, localidades gracias al simple expediente de hacer visibles los vestigios, las expresiones culturales de cada uno de ellos", explica.


Sin comunidad no hay memoria


A sus 14 años, Memoria Chilena es un sitio que funciona como modelo a nivel regional. Según Roberto Aguirre, "mantiene un liderazgo, por la cantidad de minisitios y documentos digitalizados que tiene en línea. También por su forma de estructurar la información para los usuarios, donde la información viene contextualizada en investigaciones. Memoria Chilena no es un catálogo o una biblioteca digital más, sino que ha logrado ser un mediador entre los usuarios y las colecciones de la Biblioteca Nacional".

El sitio inicial de Memoria Chilena, en 2003


Asimismo, Memoria Chilena también ha tendido vínculos a nivel internacional."El año pasado fuimos a la Biblioteca Nacional de Ecuador, en Quito, a realizar capacitaciones a funcionarios y ofrecer asesorías para la implementación de servicios digitales, entre ellos, sobre sitios de contenidos como Memoria Chilena y respecto del repositorio para objetos y colecciones digitales. También recibimos muchas consultas de países de Iberoamérica", dice Aguirre.


La interacción con los usuarios se ha acentuado con el cambio de diseño que experimentó el sitio en 2010. Una de sus prioridades fue dar mayor cabida a la interacción de los usuarios en la página. Desde entonces es posible compartir directamente los contenidos en redes sociales, impulsando con ello comunidades virtuales en Twitter y Facebook. Este último es uno de los fanpage culturales más numerosos de Chile, con más de 230 mil seguidores.


La interacción permite a Memoria Chilena recibir solicitudes, requerimientos y sugerencias de contenidos y digitalizaciones a través de las mismas redes sociales y del correo electrónico. Gracias a ello, en los últimos años se han elaborado minisitios en colaboración con investigadores de diversas universidades, además de organizaciones como la Fundación Ciencia y Vida, la Fundación Nicomedes Guzmán, la Subdirección Nacional de Museos, e instituciones como la Cineteca de la Universidad de Chile y la Editorial Universitaria, y sitios web como Cinechile.cl, entre otros. A nivel internacional, se han generado colaboraciones, entre otros, con el Instituto Iberoamericano de Berlín, la Biblioteca Digital del Patrimonio Iberoamericano y la Biblioteca Digital Mundial.


Así, los nuevos contenidos del sitio se van ampliando tomando en cuenta los aportes de la comunidad. "Los usuarios son activos participantes dentro de los contenidos del sitio web", explica Pedro Pablo Zegers, entendiendo que el conocimiento no es fijo ni único, sino que es dinámico y está siempre en construcción. Con ello se da sentido a otro lema que inspira a Memoria Chilena: "sin comunidad no hay memoria".

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