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La jornada del 20 de abril de 1851

Según Benjamín Vicuña Mackenna, el intento de toma del poder por las armas del 20 de abril de 1851 en la ciudad de Santiago, que tuvo por fin impedir la elección de Manuel Montt como presidente, fue definiéndose en las reuniones realizadas "en la casa que hoy marca el número 66 en la calle de Huérfanos, entre las de Teatinos i Morandé" (Historia de la jornada del 20 de Abril de 1851. Santiago: Rafael Jover, Ed., 1878, p. 385).

En estas tertulias, denominadas como "Club Le Pelletier" por adecuación al léxico revolucionario francés en boga, estuvieron presentes algunos integrantes de la Sociedad de la Igualdad como Francisco y Manuel Bilbao, Eusebio Lillo y José Miguel Carrera Fontecilla, además de otros intelectuales liberales como José Victorino Lastarria, Pedro Ugarte, Domingo Santa María, Federico Errázuriz, Salvador Sanfuentes y Marcial González (Vicuña Mackenna, Benjamín, p. 385-386).

Sobre la participación en estas reuniones de obreros o artesanos ligados a la Sociedad de la Igualdad, según Cristián Gazmuri, "no se sabe que el Club Le Pelletier haya incluido a alguno de los igualitarios de origen artesanal" (El "48" chileno : igualitarios, reformistas radicales, masones y bomberos. Santiago: Universitaria, 1999, p. 104).

El levantamiento armado, que fue decidido en la sesión del 16 de abril del año 1851, contó con la participación de soldados del regimiento Valdivia encabezados por el coronel Pedro Urriola, un grupo amplio de liberales, integrantes de la disuelta Sociedad de la Igualdad y ciertos elementos de sectores populares.

Varias son las interpretaciones sobre el fracaso del motín del 20 de abril que acabó con la oposición a los gobiernos conservadores en Santiago. En términos amplios, la falta de apoyo de los sectores populares parece ser una de las razones de esta derrota frente a las fuerzas del gobierno, superiores en armas y hombres. Aunque, para Sergio Grez, "no habría sido por falta de apoyo y entusiasmo popular que la sublevación fracasó, sino más bien por su mala preparación y por el férreo control del gobierno sobre la mayoría de los cuerpos armados del Estado". En adición, el "carácter elitista del movimiento, la desconfianza de sus dirigentes en el 'bajo pueblo'" le habrían restado "el apoyo de la única fuerza social capaz de poner en jaque, a través de la 'crítica de las armas', al poder conservador" (De la "regeneración del pueblo a la huelga general. Santiago: DIBAM, 1997, p. 363).

Este episodio de la historia nacional -que marcó la disolución de la oposición liberal en Santiago y la consolidación de los gobiernos conservadores de base autoritaria con la presidencia de Manuel Montt- se vio reflejado también en la literatura. Cuatro décadas después de los sucesos de Santiago, Daniel Riquelme (1893-1911) publicó por entregas, durante el año 1893, la novela histórica La revolución del 20 de abril de 1851.