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Revista de la quincena

En 1872, Fanor Velasco (1843-1907) y Augusto Orrego Luco (1849-1933) fundaron la Revista de Santiago (1872-1873). En esta publicación, Velasco era el encargado de la sección llamada "Revista", que era publicada con una frecuencia quincenal o mensual e incluía un análisis de la actualidad política nacional, crítica de teatro, informes climatológicos o de política internacional, entre otros asuntos.

Generalmente, Fanor Velasco comenzaba estos textos de carácter editorial con una referencia al clima de Santiago que funcionaba como metáfora del estado de las cosas en la vida nacional: "Durante dos largos meses en que un sol canicular ha envuelto la población en una atmósfera de fuego, Santiago ha experimentado una completa paralización en su vida política, económica y social" ("Revista quincenal". Revista de Santiago. Tomo II. Santiago de Chile, p. 355).

De acuerdo con Gustavo Rivera Flores, la prosa de Fanor Velasco, cargada de ingenio, irritaba a muchas de las personas referidas en sus textos (Rivera Flores, Gustavo. "Fanor Velasco Salomó". Al Día. La Serena: 1958, p. 3). Entre ellos, Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886) -con quien ya había polemizado en 1868 a través de las páginas de La Linterna del Diablo (1867-1876)-, era constantemente mencionado en la "Revista" de Velasco: "El señor Vicuña, escritor hasta la médula de los huesos y lleno siempre de ilusiones por más que se haya encanecido buscando la verdad histórica en el polvo de los archivos, cree que el vecindario derrama su dinero sobre la ciudad, descuidada y profusamente, como él derrama sus ideas o sus palabras sobre las columnas de la prensa" ("Revista quincenal". Revista de Santiago. Tomo I. Santiago de Chile, 1872, p. 91).

Además de la "Revista", Fanor Velasco contribuyó con algunos textos más marcadamente políticos como "El Estado y la Instrucción Pública", "Crónica Nacional" o "Miradas retrospectivas". Este último, en el contexto de la elección del Parlamento realizada por Federico Errázuriz Zañartu (1825-1877), criticaba la pasividad de los partidos políticos hacia el Poder Ejecutivo: "El presidente de la República gobierna en medio de una paz octaviana. Los unos lo acarician; los otros querrían acariciarlo. Entre los príncipes cristianos reina la paz y la concordia. Se le han separado algunos hombres, pero han tenido la precaución de colocarse a una distancia conveniente para acudir con prontitud a la primera señal" ("Miradas Retrospectivas". Revista de Santiago. Tomo I. Santiago de Chile: 1872, p. 38).