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Alimentación de las clases populares

En las primeras décadas del siglo XX se agudizó la movilización de los sectores populares. La cuestión que los convocaba era, principalmente, las consecuencias sociales y laborales de la industrialización y la urbanización, que significaron para las clases populares un deteriorio en sus condiciones de vida. Dentro del abanico de demandas del movimiento obrero hubo ciertos eventos relacionados al problema de la alimentación.

En distintas ocasiones, los obreros se concentraron en las ciudades del país para manifestarse por el alto costo de la vida, la inflación y su impacto en los precios de alimentos. Encabezados por organizaciones como la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, estos movimientos fueron una de las expresiones de la situación de miseria en que vivían amplios sectores de la población chilena.

En octubre de 1905, las movilizaciones llegaron a la capital del país. El episodio que pasó a conocerse como la "huelga de la carne" marcó el estallido de las protestas en el centro de Santiago, las cuales se habían mantenido hasta ese momento en los focos industriales del país. En esa ocasión se congregó una gran cantidad de personas provenientes de los sectores más empobrecidos de la sociedad. La respuesta de las autoridades fue aplacar la protesta mediante represión. Durante este período, marchas del hambre movilizaron a los habitantes de las principales ciudades a lo largo de todo el país. En ambos casos, la dificultad de obtener alimentos gatilló la organización y movilización de manera masiva y sostenida en el tiempo.

Frente a las dificultades de alimentación, la población obrera encontró formas de subsistencia y respuesta no solo en la organización política y las manifestaciones públicas, sino que también en las organizaciones cotidianas. La vivienda obrera característica de la época, como conventillos o cuartos redondos, privilegió la realización de tareas domésticas en espacios comunes. De esta forma, la cocina pasó a ser una parte más de la vida comunitaria en algunos espacios populares. Esta experiencia de sociabilidad popular se manifestó a lo largo del siglo XX frente a ciertas coyunturas específicas en la forma, por ejemplo, de ollas comunes.

La respuesta del Estado en términos de legislación comenzó a evidenciarse un par de décadas más tarde. En 1932 se creó el Comisariato General de Subsistencias y Precios, organismo que se estableció como una política duradera en términos de alimentación, ya que mantuvo un rol fundamental como regulador del mercado durante gran parte del siglo XX.