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El incendio de la compañía de Jesús: el 8 de diciembre de 1863 (1893)

El Incendio de la Iglesia de la Compañía: el 8 de diciembre de 1863 (1893) es un relato histórico de Daniel Riquelme que presentó los hechos ocurridos en torno al incendio del templo de los jesuitas en el último día de celebración del Mes de María del año 1863. Este incendio afectó a gran parte de las familias santiaguinas, dejando como víctimas a más de 2000 personas, mayoritariamente mujeres. Debido a esta tragedia, el 20 de diciembre del mismo año, se formó el primer cuerpo de bomberos de Santiago.

El libro de Riquelme, publicado 29 años después de la tragedia, tuvo como fuente principal la Relación del incendio de la Compañía (1864) de Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886), reutilizando varios de sus documentos, entre ellos, artículos que aparecieron en diarios de la época como El Ferrocarril (1855-1910), La Patria (1863-1896), El Mercurio de Valparaíso (1827-), El Bien Público (1863-1864) o La Voz de Chile (1862-1864).

En diferentes pasajes de El Incendio de la Iglesia de la Compañía, Riquelme se posicionó críticamente respecto a los hechos que originaron tantas muertes. Responsabilizó a los feligreses por el fanatismo que los movió a repletar el lugar: "Cinco mil personas atestaban el templo noche a noche" (Riquelme, Daniel. El Incendio de la Iglesia de la Compañía el 8 de diciembre de 1863. Santiago: Impr. Cervantes, 1893, p. 41) y, también, indicó como una de las causas de la tragedia el estado de la construcción y sus escasos accesos; factores que dificultaron la escapatoria de quienes estaban más cerca del fuego: "Murieron enredados, confundidos, sujetos, extraviados, enloquecidos entre las mallas de esa red infernal de murallas, capillas, bancadas, rejas, reclinatorios, alfombras, esteras, encerrado todo eso dentro de mamparas que solamente se abrían por los costados para separar a la entrada a los hombres de las mujeres" (Riquelme, p. 50).

El texto de Riquelme presenta la narración de los hechos de manera cronológica, considerando como contexto otras tres catástrofes que sufrió el templo de los jesuitas: los terremotos de 1647 y 1730 y el incendio ocurrido en 1841. A partir del acontecimiento que da cierre al libro, el aniversario de la tragedia, Riquelme presentó el contraste entre la gran asistencia al templo de San Agustín para recordar a las víctimas -"la misma profusión de galas. Las mismas luces a millares. Igual tumulto de devotas. La misma fiesta"- y la presencia de los bomberos que hacían guardia en el lugar (Riquelme, p.176).