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Costumbres chilenas

Siempre he tratado de darles colorido propio, nacional, poniendo el mayor esmero en no apartarme de la verdad, sea en las escenas sociales, o sea en los cuadros de costumbres populares, y no solo en su forma externa, sino también en el espíritu de los individuos, sus buenas y malas condiciones, sus hábitos, preocupaciones, defectos, gustos, etc.

(Vial, Ramón. Costumbres chilenas. Tomo primero. Segunda edición. Santiago: F. Becerra M., 1907, p. 6).

Durante la segunda mitad del siglo XIX, las obras de corte costumbrista alcanzaron gran vigencia entre los escritores chilenos, quienes buscaron plasmar -en textos en los que predominaba la descripción y el relato anecdótico con intención moral- las costumbres de la sociedad chilena.

En el famoso Certamen Varela, realizado el año 1887 a instancias del empresario chileno aficionado a las letras, Federico Varela (1826-1908), además de los premios al canto épico, la poesía lírica o la fábula en verso, se incluyó la categoría "Estudio de costumbres nacionales", en la que Román Vial participó con los relatos "¡Qué tiempos, qué tiempos aquellos!" y "En las estaciones", por los que recibió distinciones honrosas (Obras premiadas i distinguidas entre las novecientas noventa composiciones presentadas al certámen literario promovido en 1887 por el Señor don Federico Varela. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1887).

En este contexto de vigencia del costumbrismo, Román Vial publicó sus relatos y artículos, principalmente, en El Mercurio de Valparaíso (1827-), producción que realizó en paralelo a su trabajo como cronista del mismo periódico, el que comenzó hacia la década de 1860 (Canepa Guzmán, Mario. "Román Vial (1833-1896)". Gente de Teatro (Desde Camilo Henríquez a Jorge Díaz). Santiago: Arancibia Hermanos, 1969, p. 55). Estos relatos fueron posteriormente recopilados en dos volúmenes -editado el primero en 1889 y el segundo en 1892- bajo el título Costumbres chilenas.

Costumbres chilenas recogió obras dramáticas y relatos de diversos temas. Entre estos, destacan, por su frecuencia, los textos que describen celebraciones en la ciudad de Valparaíso -tanto en el ámbito privado como en el público-, en las que participaban personas de sectores populares y de la burguesía.

Estos grupos son representados en historias de enredos con un tono humorístico, sin embargo, en el caso de los personajes burgueses, las descripciones y acciones se inclinan hacia la ridiculización, como se muestra en "El Diezinueve de setiembre".

En este relato, Vial puso en evidencia el deseo de aparentar un mayor estatus socio-económico de los sectores medios de la sociedad chilena, representados en el matrimonio de doña Manuela y don Clemente, quienes pasan por un sinfín de peripecias en su búsqueda de un transporte durante las fiestas patrias, pues: "Las familias de algunas proporciones (…) alquilan un coche por todo el día y se proveen de lo necesario para hacer once en pleno campo, casi siempre en unión de los amigos y conocidos que en calidad de convidados o por casualidad, llegan a tiempo" (Vial, Román. "El Diezinueve de septiembre". Costumbres chilenas. Tomo segundo. Santiago: F. Becerra M., 1907, p. 8).

Respecto de la representación de los sectores populares, según Manuel Rojas y Mary Canizzo, Román Vial tuvo "una actitud más benévola respecto de las costumbres del pueblo. Identificándose siempre con él. Le encantaba poner en ridículo a la burguesía y describe las costumbres de Valparaíso de fines del siglo XIX con una desenvoltura sin igual en el costumbrismo chileno" ("Román Vial". Los costumbristas chilenos. Santiago: Zig-Zag, 1957, p. 127).