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Fiesta de la Primavera

En las primeras décadas del siglo XX se establecieron y desarrollaron las primeras federaciones de estudiantes universitarios de Latinoamérica. A través de la celebración de congresos regionales promovieron relaciones de colaboración y alianzas entre los movimientos estudiantiles, principalmente para establecer modos de acción y objetivos comunes, siendo uno de los más relevantes la difusión de la cultura en espacios extrauniversitarios. En 1913 los representantes de las diversas universidades se reunieron en el Congreso de Estudiantes de Lima donde acordaron reconocer la Primavera como símbolo del poder de renovación social y cultural del movimiento. Dicha idea se materializó en la Fiesta de la Primavera, evento organizado anualmente por la Federación de Estudiantes de Chile y que fue reconocida, por sus contemporáneos, como el evento cultural más importante del país.

Esta fiesta estuvo compuesta por actividades circenses, deportivas y teatrales, que se caracterizaron por su masividad y transversalidad social. Si bien parte sus actividades, como las "Veladas Buffa", y la fiesta de coronación de la Reina de la Primavera se realizaron en espacios reservados a la oligarquía, como el Club Hípico y el Teatro Municipal, las demás actividades, como los carnavales y los llamados "desfiles históricos", desplegados en la Quinta Normal y el Parque Cousiño, extendieron su convocatoria a todos los actores y clases sociales. Estas reunieron sin exclusión, a estudiantes, organizaciones obreras, miembros de las Fuerzas Armadas y de la alta sociedad santiaguina. Este hecho fue ampliamente reportado por la prensa, quien destacó el "carácter nacional" de la Fiesta de la Primavera.

La masividad del evento se expresó, particularmente, en el desfile que daba término a la fiesta. Desplegado en la Alameda de las Delicias, era inaugurado por el Presidente de la República desde los balcones de La Moneda. Este desfile se componía de comparsas, murgas y carros alegóricos pertenecientes a diversas comitivas conformadas, entre otros, por estudiantes, organizaciones obreras y Carabineros de Chile.

La Fiesta de la Primavera, además, promovió la difusión de la producción cultural desarrollada en aquella época. Así, al alero de Juventud, revista literaria de la FECH, fueron organizados "Los Juegos Florales", concursos de prosa y lírica que dieron publicidad a jóvenes autores. En su primera edición del año 1914, la ganadora fue la poetisa Gabriela Mistral, quien llamó la atención de los jueces con la presentación de un escrito titulado "Los Sonetos de la Muerte". Otros escritores, como Mariano Latorre, Baldomero Lillo, y Pablo Neruda, participaron en las versiones posteriores de este concurso.

Las Fiestas de la Primavera también contribuyeron a la difusión de las artes gráficas con sus concursos de afiches, igualmente patrocinados por Juventud. Uno de sus exponentes más destacados fue Isaías Cabezón, ganador del concurso en tres ocasiones consecutivas (1917, 1918 y 1919). Sus afiches, que se caracterizaron por el uso de una reducida gama de colores planos y la evocación de temáticas carnavalescas, han sido catalogados como uno de los mayores patrimonios artísticos de esta fiesta universitaria.