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El ferrocarril y la economía nacional

Desde mediados del siglo XIX, el ferrocarril jugó un papel fundamental en la economía nacional. Su construcción fue impulsada por la industria minera del norte, que necesitó mejorar el transporte y las comunicaciones para trasladar el mineral a los puertos de exportación. Su origen se explica también por las necesidades del sector agrícola en el sur del país, especialmente para facilitar las exportaciones de trigo y el transporte de la producción para el mercado interno (cf. Ramírez, Apolonia. Empresa de FFCC del Estado: un caso de privatización en democracia). En el primer caso, los ferrocarriles fueron principalmente impulsados por el sector privado, mientras que en el segundo, por el Estado.

Desde la segunda mitad del siglo XIX, y hasta la primera mitad del siglo XX, este fue el medio por el que circuló la mayor parte de la producción de las provincias. Hacia 1941, los principales rubros del transporte ferroviario eran minerales, fertilizantes para la producción agrícola, combustibles para industrias y uso doméstico, artículos alimenticios, materia prima para las industrias, materiales y artículos de construcción, producción agrícola y pecuaria y artículos industrializados (cf. Botey, Ana María. La proyección social y laboral de la Empresa de Ferrocarriles del Estado: 1932-1941).

Por ello, el ferrocarril ha sido considerado como un importante impulsor del desarrollo económico y del progreso del país. Hacia 1901, el historiador e ingeniero Santiago Marín Vicuña (1871-1936) sostuvo que los ferrocarriles "han llenado su papel incrementando nuestra producción, dándole valor a nuestras tierras i abriendo una senda de progreso siempre creciente a la República" (Estudios de los ferrocarriles chilenos, p. 150).

La "Empresa de Ferrocarriles del Estado" consideró que su desarrollo como empresa pública debía orientarse "mas que a obtener un lucro sobre el capital invertido, a dar las facilidades que necesita el pais para el desarrollo de la industria i el comercio" (Memoria presentada al señor Ministro de Industria y Obras Públicas por el Director Jeneral de los Ferrocarriles del Estado. 1891, p. 19).

Un ejemplo de este rol público fue a finales del siglo XIX. Ante el creciente aumento de la producción nacional, los negocios particulares y las necesidades de transporte que acompañaron a las obras públicas, Ferrocarriles del Estado expresó la necesidad de aumentar su equipo de carga considerado insuficiente. En 1892, en las memorias publicadas por la empresa, los agricultores reclamaron que el atraso en el transporte deterioraba la mercadería en los patios de las estaciones. Seguido a esto, en las memorias se planteó repetidas veces la necesidad de realizar mejoras a las vías, facilitar la construcción de nuevas vías y regular su correcto desarrollo.

Además, durante la primera mitad del siglo XX, la Empresa fomentó la producción agrícola del país a través de variadas estrategias. Por ejemplo, hacia 1932 inició la venta de abonos como salitre, cal y guano a los agricultores en las estaciones de trenes y, en 1940, estableció una tarifa protegida para el transporte de papa.