Entre 1910 y 1920, se forjó en Estados Unidos el llamado star system hollywoodense, conjunto de actrices y actores de largometrajes de ficción famosos por las películas que protagonizaron y la vida glamorosa que proyectaban. Su popularidad no se restringió a su país de origen, sino que se extendió también a Chile, en donde fue potenciada por las revistas cinematográficas del periodo.

Las estrellas hollywoodenses, como sujetos excepcionales para el público chileno, fueron referentes de estilo, influyeron en la sociabilidad, en el consumo, la música y la arquitectura (Purcell, Fernando. "Introducción". ¡De película! Hollywood y su impacto en Chile 1910-1950. Santiago de Chile: Taurus, 2002, p.13), influencia que fue estratégicamente cultivada por La semana cinematográfica.

Esta revista apeló a la distinción y el glamur de las estrellas para, por un lado, legitimar a la cinematografía dentro del espacio artístico y, por otro, llegar a un público elitista, que consideraba el cine como un espectáculo de segunda categoría, dirigido a la clase popular (Montero, Claudia. "Prensa de mujeres en el circuito comercial en Chile entre 1900 y 1920". Argos. Volumen 32, número 62, 2015, p. 68-69).

En el ámbito visual, las portadas de cada número de La semana cinematográfica mostraron fotografías -preferentemente retratos- de alguna estrella hollywoodense, se dedicara o no un artículo en su interior. También, ocasionalmente, se publicaron imágenes de estos actores y actrices en una sección llamada "La galería de La semana cinematográfica".

Otra de las estrategias por intermedio de las que se buscó consolidar esta visión glamorosa de la revista fue la realización de encuestas de popularidad en las que lectores y lectoras votaban por su estrella de cine favorita. Al final del año se premiaba a los personajes más votados con la inclusión de su foto a página completa; así, por ejemplo, el número 87 de la revista dedicó sus páginas de manera casi exclusiva a las fotografías de los ganadores.

En la esfera discursiva, La semana cinematográfica publicó artículos que se enfocaron en potenciar la singularidad de las estrellas al mismo tiempo que mostraron que su estilo y talento podría ser alcanzado por los lectores. El texto "Algunos trajes de Madame Petrova", por ejemplo, abordaba la exclusividad de los vestidos que usó Olga Petrova (1884-1977) en Hija del destino, marcando una tendencia en la moda. Otro caso fue el artículo "Para ser actriz de cine", que versó sobre consejos de Perla White (1889-1938) para "las jóvenes que deseen dedicarse al cine" (La semana cinematográfica. Número 21, 26 de septiembre de 1918, p. 7).