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Representaciones cartográficas de Chile durante el siglo XIX

Una vez decretada la independencia, el Estado chileno se enfrentó a la necesidad de configurar y conocer el territorio nacional. A través del desarrollo de una cartografía precisa, las autoridades de la época buscaron controlar y administrar el territorio. Por esto, a lo largo del siglo XIX, el Estado encargó a naturalistas, científicos, ingenieros, geógrafos y topógrafos la elaboración de una representación detallada de Chile.

Los primeros esfuerzos estatales datan de 1823, cuando se encomendó a profesionales extranjeros realizar un viaje científico y descriptivo por Chile. Estos eran oficiales franceses que llegaron al país tras la caída de Napoleón Bonaparte, como Juan José Dauxion Lavaysse (1775-1829), José Alberto Bacler D'Albe (1789-1824) y Carlos Ambrosio Lozier. En su mayoría, estos proyectos no se concretaron o no lograron la rigurosidad científica esperada.

En la década de 1830, comenzaron las empresas oficiales, de iniciativa estatal, para conocer las características geográficas del territorio. En este período, el Estado le encargó a científicos extranjeros que realizaran un reconocimiento y levantamiento cartográfico del territorio nacional que permitiera "contar con una cartografía fiable de Chile, entonces inexistente" (Sagredo, Rafael. La política en el espacio: Atlas histórico de las divisiones político-administrativas de Chile, 1810-1940. Santiago: Instituto Geográfico Militar, 2017, p. 17). Entre ellos, destacaron Claudio Gay (1800-1873), Amado Pissis (1812-1889),Ignacio Domeyko (1802-1889) y Rodulfo Philippi (1808-1904). Sus estudios generaron una numerosa producción cartográfica de carácter científico, que entregó detalles sobre el territorio y los recursos de Chile.

En 1830, Claudio Gay fue contratado por el el gobierno chileno para explorar, estudiar y realizar levantamientos de la geografía del país. Gay se dedicó especialmente a cartografiar las zonas interiores, ya que carecían de representaciones precisas. En 1854, publicó el primer tomo del Atlas de la historia física y política de Chile, donde incluyó un mapa general de Chile desde el desierto de Atacama hasta Chiloé, junto con cada una de sus provincias, principales hitos geográficos y un recuadro que mostró el Estrecho de Magallanes y sus territorios adyacentes. De acuerdo al historiador Rafael Sagredo, la decisión de incluir el extremo sur de Chile y archipiélagos fue principalmente política, al ser "una forma de reafirmar las reivindicaciones chilenas sobre aquellas regiones", ya que "la transformaban en chilena por el solo acto de representarla en la primera cartografía nacional" (La política en el espacio…, p. 18).

En 1848, Amado Pissis fue contratado por el gobierno chileno para elaborar una descripción geológica y mineralógica del territorio y su respectivo levantamiento geográfico. Pissis recorrió el país para cumplir con su labor y, en 1875, publicó la Geografía física de la república de Chile. A diferencia de Gay, Pissis hizo una triangulación geodésica para lograr una mayor exactitud de sus levantamientos geográficos. Sin embargo, dicho método presentaba dificultades para un territorio tan extenso como Chile, por lo que su trabajo concluyó con varias inexactitudes.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, el conocimiento geográfico se especializó y la producción cartográfica nacional se intensificó.La creación de las ingenierías en la Universidad de Chile en 1853 posibilitó este desarrollo, y especialmente el de la cartografía a menor escala "relacionada con el desarrollo de las obras públicas y enfocada principalmente a la construcción de una red de transporte y comunicaciones" (Sanhueza, Carolina y Rosenblitt, Jaime. Cartografía histórica de Chile. 1778-1929. Santiago: CChC, 2010, p. XXIII). Esta vez, las expediciones de iniciativa estatal estuvieron a cargo de ingenieros, geógrafos y oficiales de marina que realizaron levantamientos topográficos e hidrográficos. Entre ellos, destacaron figuras como Francisco Hudson (1826-1859), Francisco Vidal Gormaz (1837- 1907), Enrique Simpson (1835-1851) y Hans Steffen (1865-1937).

Además, los estudios geográficos de este período fueron motivados por la necesidad de definir las fronteras nacionales y ocupar y reconocer zonas tardíamente incorporadas a la soberanía nacional, tales como el desierto de Atacama, la Araucanía y el extremo austral.