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Representaciones cartográficas de la ocupación de la Araucanía (1840-1887)

Luego de la independencia de Chile, las autoridades republicanas emprendieron la tarea de configurar el territorio nacional que limitaba al sur en el río Biobío. Allí se había establecido la frontera araucana, mantenida por un ejército profesional y un sistema de fortificaciones que separaban los territorios de soberanía chilena y mapuche. Debido a que más allá de la frontera se encontraban los enclaves hispanos de Valdivia y Chiloé, la permanencia de la soberanía mapuche en la región de la Araucanía significó para el Estado un problema de discontinuidad territorial.

La incorporación y ocupación del espacio geográfico, comprendido entre la frontera mapuche y el límite austral del continente, "fue resultado de un proceso sistemático en el que el Estado chileno comprometió recursos, inteligencia, voluntad y acción" (Rosenblitt, Jaime. "Al borde del imperio, al margen de la nación: cartografía de la ocupación de la frontera mapuche, 1770-1890". En Sagredo, Rafael. El Mar del sur en la historia, ciencia, expansión, representación y poder en el Pacífico. Santiago: Universidad Adolfo Ibáñez, 2015, p. 480).

La desintegración y el desconocimiento de la región de la Araucanía y de su población supuso un problema para la administración republicana y una amenaza para la soberanía nacional, ya que generó la discontinuidad del territorio nacional y el aislamiento de las provincias que se encontraban al sur de esta región. Por ello, a partir de la década de 1840, las autoridades comenzaron a preocuparse por ejercer dominio sobre este territorio y contrataron hombres de ciencia para que realizaran su reconocimiento científico. Entre ellos se encontraba Ignacio Domeyko (1802-1889), quien publicó mapas a raíz de su recorrido por la Araucanía, como el Bosquejo de un mapa de Araucanía que identificó sus principales caminos y regiones naturales.

El proceso de ocupación e incorporación de la Araucanía se intensificó desde la década de 1850, gracias a la expansión de la economía chilena, generada por la industria minera y agrícola. Desde la década de 1860, Cornelio Saavedra (1821-1891) inició un plan para ocupar este territorio. Como parte de este plan, el Estado chileno penetró el territorio que se encontraba al sur de la frontera, levantó fortificaciones, trazó pueblos y delimitó los terrenos para repartir entre los colonos. Estas acciones quedaron documentadas en una extensa cartografía, que mostró los avances de la línea de frontera, los fuertes que se construyeron, la distribución de las tierras, las rutas seguidas por las tropas de Saavedra, los pueblos fundados en el territorio fronterizo, etc.

El ferrocarril tuvo un papel relevante en el proceso de integración de estos territorios, pues a través de las líneas férreas se conectó la Araucanía con Valdivia, proceso que quedó documentado en el Mapa topográfico construido para el estudio del ferrocarril de Victoria a Osorno i Valdivia.

En 1887, el Estado creó las provincias de Cautín y Malleco. De acuerdo al historiador Rafael Sagredo, esto expresó "la plena integración de la Araucanía a la nación y, por tanto, necesitada de los servicios públicos y administrativos que solo su consolidación como provincia les podían proporcionar" (La política en el espacio: Atlas histórico de las divisiones político-administrativas de Chile, 1810-1940. Santiago: Instituto Geográfico Militar, 2017, p. 33).