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Fábrica Victoria de Puente Alto

La Fábrica Victoria de Puente Alto fue fundada en 1894, siendo la primera industria en instalarse en la comuna. Nueve años más tarde, la fábrica aumentó su capital y pasó a llamarse "Sociedad Anónima Fábrica Victoria de Puente Alto". Los estatutos de la sociedad establecieron que su objetivo era "dedicarse en general a la fabricación de tejidos de punto, de hilados que suministren la materia prima a los de tejidos y demás industrias similares" (Estatutos de la Fábrica Victoria de Puente Alto, Santiago, Impr. La Sud-América, 1933, p. 7).

Para ello, la fábrica atrajo a numerosos profesionales, técnicos y operarios a trabajar en sus distintas secciones: tejeduría, costura, plancha, carpintería, maestranza, tintorería, entre otras. Sus condiciones laborales fueron reglamentadas por la Fábrica en el Reglamento Interno de 1933. Entre otras cosas, este documento estableció que las obreras embarazadas de la fábrica tenían un pre y postnatal de seis semanas cada uno, y que las obreras que eran madres disponían de una sala cuna de la fábrica, donde las mujeres podían asistir a amamantar a sus hijos durante media hora en la mañana y en la tarde.

Este documento también reglamentó el comportamiento que debían tener los trabajadores en las habitaciones obreras de la fábrica. Según el reglamento, "quedan obligadas las personas que viven en el recinto de la Fábrica, a observar orden y tranquilidad, no permitiéndose después de las 10 de la noche, ninguna clase de diversión ruidosa que pueda molestar a los demás" (Reglamento interno. Santiago: Impr. La Sud-América, p. 5).

Las discusiones y acuerdos que se desarrollaron entre los trabajadores y el directorio quedaron registradas en las memorias de la fábrica. En la memoria correspondiente al año 1936, el directorio relató que en octubre de ese año el sindicato presentó un pliego de peticiones "con exigencias que la fábrica no podía acoger". Por este motivo, las diferencias fueron sometidas a un Tribunal Arbitral, que falló concediendo a los trabajadores un aumento general de los salarios. Según el directorio, esto representó "un gasto de consideración para nuestra Sociedad" (31ª Memoria presentada por el Directorio a la Junta General de Accionistas, p. 4).

La Fábrica Victoria de Puente Alto fue creciendo con el tiempo, convirtiéndose en un "positivo motivo de progreso en la localidad" (Montaldo, Caupolicán. Itinerario Maipino, Santiago, 1942, p. 36). Estos avances también se vieron reflejados en las memorias de la fábrica. En la memoria de 1935, su directorio relató que durante ese año "se realizaron importantes adquisiciones de máquinas de tejer modernas, lo que permite a la Fábrica satisfacer todas las exigencias del mercado" (30ª Memoria presentada por el Directorio a la Junta General de Accionistas, p. 4).

Varias décadas más tarde, Ayán Quintana (vecino de Puente Alto), afirmó en su libro Provincia Cordillera que la Fábrica Victoria de Puente Alto "está considerada como una de las empresas que elabora productos de punto de la mejor calidad en el país y sigue siendo una importante fuente de trabajo para los habitantes de la comuna" (Santiago, 1996, p. 33).