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Fotografías de estuche

Durante el siglo XIX, debido a su fragilidad, las fotografías eran usualmente entregadas a sus dueños en estuches que funcionaban al mismo tiempo como medio de preservación y como objeto de lujo.

Estos estuches -que protegían fotografías en soporte de metal, como los daguerrotipos y ferrotipos, y fotografías en soporte de vidrio, como los ambrotipos y opalotipos- contaban con una caja externa, la placa fotográfica, un marco interior conocido como espaciador, un vidrio protector y un cierre externo que se utilizaba en los bordes para impedir el ingreso de polvo y humedad, conocido como preservador.

Los tamaños de los estuches en los que se conservaban estas fotografías dependían del tamaño de la placa original utilizada para capturar la imagen. A mayor tamaño de la placa, más costosa era la imagen.

A medida que el negocio fotográfico se fue sofisticando, también lo hicieron los estuches que se entregaban a los clientes. Así, se utilizaron diferentes modelos de espaciadores con formas ovaladas, rectangulares o con ondulaciones. Los estuches eran de madera forrados con cuero y tela o terciopelo y en su interior se adornaban con relieves (Riera, Francisca. Fotografías de estuche. Santiago de Chile: Museo Histórico Nacional, 2011, p. 13).