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Ridiculización de la homosexualidad

La sátira fue una de las formas en las que se abordó la homosexualidad a fines del siglo XIX, época en que en Chile "las relaciones homosexuales entre hombres se percibieron como una amenaza para la nación" (Carolina González. "La sexualidad como representación y las representaciones de la sexualidad. La construcción del sodomita en Chile, 1880-1910, en: Del nuevo al viejo mundo: mentalidades y representaciones desde América. Santiago, 2007, p. 189). En ese período, publicaciones periódicas como El Padre Padilla y La Lira Popular incluyeron artículos e historias que ridiculizaron a personas homosexuales llamándolos "maricones".

La homosexualidad fue un tema recurrente en El Padre Padilla, un periódico satírico dirigido por el escritor Juan Rafael Allende (1848-1909). El número correspondiente al 13 de marzo de 1886 detalló las causas que explicaban el aumento del "mariconismo" en el país. Entre ellas se encontraba "la confesión y los internados", que de acuerdo al periódico propiciaban el desarrollo de la homosexualidad en hombres y mujeres. Ante esta situación, El Padre Padilla en el mismo número propuso: "acabad con todos los internados y acabareis con el mariconismo, y tendréis una nación de hombres muy hombres".

El Padre Padilla no solo se refirió a la homosexualidad de manera general, sino que también acusó a ciertos congregacionistas y hombres de élite de ser homosexuales. Uno de ellos fue el político y empresario Federico Varela (1826-1908), a quien el periódico le dedicó un artículo titulado "El maricón Varela", el 25 de mayo de 1886. En este artículo El Padre Padilla, a propósito de un concurso liderado por Varela, se refirió de manera homofóbica hacia este hombre, afirmando que "nadie quiere recibir el dinero de ese maricón asqueroso".

La Lira Popular también dedicó una de sus décimas a esta temática. En 1896 publicó una décima titulada "El maricón vestido de mujer", escrita por José Hipólito Casas Cordero. Esta crónica narró la historia de un joven de Quillota que se vestía de mujer y se casó con un hombre, lo que fue considerado por Cordero como una "escena horrorosa".

En el período en que estos artículos fueron publicados, los hombres homosexuales representaban lo opuesto al ideario masculino republicano. De acuerdo a la historiadora Carolina González, la prensa satírica y los periódicos "progresistas" reprodujeron una normativa y estereotipos sobre la homosexualidad, que a la vez "sirvieron para articular un discurso político (…) Al anular como interlocutor válido a estos sujetos: los sodomitas, los maricones y los onanistas de la elite, del mundo conservador y católico, se cuestiona su poder y se contrapone lo laico y anticlerical como baluarte moral" ("La sexualidad como representación…, p. 191).