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Discursos sobre la homosexualidad femenina

El lesbianismo ha sido históricamente invisibilizado y abordado con menor atención por los estudios y artículos sobre homosexualidad publicados en Chile desde el siglo XIX.

Pese a que en 1875 el Código Penal chileno consideró a la sodomía como delito, palabra que en ese tiempo fue utilizada de manera amplia como sinónimo de prácticas homosexuales, no hay casos conocidos de mujeres condenadas por sodomía femenina. Para el historiador Leonardo Fernández, este hecho "más que obedecer a un desprecio por la mujer en tanto sujeto, lo es, porque estas relaciones no ponen en peligro el elemento dominante en la sociedad, no ofende lo masculino" ("Del delito-pecado al delito-enfermedad. Construcción de la homosexualidad en Chile". Liminales. Escritos sobre psicología y Sociedad. Universidad de Chile. Tomo 1, volumen 7, 2015, p. 16).

En 1916 el estudiante de derecho Armando Moraga Droguett afirmó en su tesis de grado de la Universidad de Chile que la comisión redactora del Código Penal probablemente no consideró la existencia de la sodomía femenina y que había mayor preocupación por eliminar la homosexualidad masculina. Según Moraga esta última era más perjudicial, debido a que estaba más generalizada y era "atentatoria a la sociedad" (Consideraciones sociales y médico-legales sobre la degeneración del instinto genésico. Santiago, p. 45).

En su tesis, Moraga también detalló las características que usualmente presentaban las mujeres con homosexualidad congénita (que habían nacido con ella), la que diferenció de la adquirida durante la vida. En el caso de quienes habían nacido lesbianas, el autor afirmó que "sus gustos, sus distracciones, sus juegos, son de un tinte marcadamente masculino; su figura física es también abiertamente masculina: voz gruesa, el cuerpo hombruno y tendencia marcada al sexo viril" (Consideraciones…, p. 32).

En contraste, la medicina legal no se interesó mayormente en analizar las características físicas que permitieran identificar a las mujeres homosexuales, como ocurrió en el caso de los hombres (cf. Leonardo Fernández. "Del delito-pecado…"). El médico Federico Puga Borne señaló en 1896 que "el amor lésbico" no debía considerarse como sodomía, "pero sí como abusos deshonestos" (Compendio de medicina legal. Santiago: Cervantes, p. 68).

La producción intelectual de las lesbianas también ha sido escasamente difundida en Chile, así como en América Latina (cf. Espinosa, Yuderkis. "Historizar las disputas, indagar las fuentes: hipótesis para pensar el movimiento de lesbianas en América Latina". Atlánticas - Revista Internacional de Estudios Feministas, 1, 2016, pp. 240-259). Pese a esta invisibilización, la primera agrupación homosexual de Chile con fines políticos fue el Colectivo Ayuquelén, el que fue creado por un grupo de mujeres lesbianas y feministas que promovieron la visibilización de la homosexualidad femenina (cf. Berrueta, Gonzalo Discurso público de organizaciones homosexuales en Chile: construcción identitaria y proceso de expresión. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid, 2012).

A partir de una entrevista que Ayuquelén otorgó a la revista APSI en 1987, un colectivo de mujeres feministas envió una carta a la publicación, señalando que la perspectiva planteada por Ayuquelén era enriquecedora, pues permitía conocer una realidad ocultada por la sociedad. De acuerdo a estas mujeres, "las lesbianas feministas han sido marginadas no sólo por sus elecciones personales, sino también porque no aceptan definitivamente el patriarcado" ("Perspectiva enriquecedora", n° 209, p. 63).