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Llegada de colonos a Magallanes

Desde que el gobierno chileno estableció una colonia en Magallanes, llegaron a vivir allí miles de migrantes nacionales e internacionales con diversos propósitos. Algunos de ellos aspiraban a establecerse como agricultores, otros esperaban hacer fortuna en la región, otros buscaban emplearse en las estancias ganaderas, etcétera.

En diciembre de 1867 el presidente José Joaquín Pérez (1800-1889) publicó un decreto incentivando la emigración hacia la colonia, afirmando que era un aspecto importante para lograr su prosperidad. El decreto estableció una serie de beneficios para las familias de colonos. Entre otras cosas, el documento señaló que el gobierno les garantizaría pasajes gratis, una porción de tierra a título de venta, atención médica y educación gratuita para sus hijos. Como resultado al año siguiente llegó a Magallanes un numeroso grupo de familias de colonos que habían sido contratados en Valparaíso y Ancud bajo las condiciones definidas por el decreto (cf. Mateo Martinic. "Reescribiendo la historia. Algunas reflexiones sobre el conocimiento y dominio del territorio nororiental de Magallanes (1870-1900)". Magallania 44/2).

El descubrimiento de oro a fines de 1869 y el desarrollo de la economía ganadera motivaron la llegada de nuevos inmigrantes a Magallanes. Con ello creció el comercio en la región y Punta Arenas se transformó en una ciudad en la que convivían personas de distintas partes del mundo, tales como Inglaterra, Alemania, Suiza, Croacia y Francia. Mientras que el gobernador Oscar Viel (1837-1892) consideró que los inmigrantes contribuían a la prosperidad de la región, hubo también opiniones desfavorables sobre algunos grupos de colonos. En una carta que el ministro de Relaciones Exteriores, José Alfonso (1832-1909), le envió a Diego Barros Arana (1830-1907) el 25 de septiembre de 1877, le señaló que la aceptación de la llegada de un grupo de colonos franceses desde Buenos Aires a Magallanes fue un "desacierto", ya que estos "no tenían ningún hábito de trabajo, de orden ni de moralidad".

De acuerdo a los resultados del censo realizado en Magallanes en 1906, entre 1865 y 1906 su población creció en más de trece mil habitantes. Estos habitantes, colonos y aspirantes, se quejaron repetidas veces por las condiciones en que se hallaban. En 1888 José Menéndez (1846-1918), también conocido como "El Rey de la Patagonia" por la fortuna que gestó en Magallanes, publicó un documento donde criticó la falta de ayuda que los colonos recibían del gobierno y el cobro de elevados arriendos por los terrenos que ocupaban. Ante ello, solicitó que "se dicte una ley en que se nos rebajen los arriendos y que nos permita hacernos propietarios del todo o una parte del terreno" (Datos sobre la Colonia de Magallanes, su ganadería y sus necesidades. Santiago: Gutenberg, 1888, p. 12).

Por su parte, los aspirantes a colonos se manifestaron solicitando al gobierno que subdividiera y colonizara las tierras fiscales, gran parte de las cuales se encontraban en manos de sociedades ganaderas, para que estos pudieran instalarse allí y explotarlas.