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Los destinos urbanos en la “Guía del Veraneante”

A través de avisos publicitarios, imágenes y descripciones, la Empresa de Ferrocarriles del Estado promocionó, en la Guía del Veraneante, las ciudades de Chile como sitios de interés turístico. Estos centros urbanos fueron presentados como lugares modernos destacando su infraestructura urbana, arquitectura y obras públicas.

Entre las décadas de 1930 y 1960, período en que estos elementos fueron presentados en la revista, su difusión fue relevante para promover desde el Estado una imagen del país basada en la modernización y el progreso (cf. Macarena Cortés; Luz María Vergara & Anita Puig. "Chile como destino turístico. Las publicaciones periódicas de ferrocarriles del Estado: 1933-1973". Arquitecturas del Sur, vol. 4, n°50; pp; pp. 18-29). En esos años el Estado inauguró numerosos edificios públicos que fueron dando forma a las ciudades del país (cf. Museo Histórico Nacional. Estado en obras. La construcción de Chile. Siglos XIX-XX. Santiago: DIBAM, 2017).

Concepción fue uno de los centros urbanos a los que la Guía del Veraneante se refirió en estos términos. De acuerdo a la revista, allí se levantaba "una población moderna, dotada de espléndidos servicios y edificios públicos, entre los cuales se destacan el del Hospital, el de la Estación de los Ferrocarriles del Estado, el de la Caja de Empleados Públicos y Periodistas, el de la Catedral y muchos otros que le dan rango de ciudad moderna" (Guía del Veraneante 1945. Santiago: Talleres Gráficos de los FF.CC. del E, 1944, p. 120).

Los destinos urbanos se diferenciaron de la oferta turística centrada en los atractivos naturales y el descanso, expresada en la promoción de playas, lagos, termas y paisajes. El turismo urbano promocionado por la revista incentivó el interés por los espacios construidos de las ciudades, tales como el barrio cívico y el Palacio de La Moneda en Santiago, la Plaza de Armas de Osorno, la Plaza Sotomayor en Valparaíso y el barrio universitario de Concepción.

La Guía también destacó los servicios y entretenciones que estos destinos ofrecían, tales como teatros, hoteles, cafés y tiendas. Uno de ellos fue el casino de Viña del Mar, que a cinco años de su inauguración fue destacado en la revista como un lugar donde "se da cita la sociedad chilena y extranjera" (Guía del Veraneante 1935-1936…, p. 20). De acuerdo a la arquitecta Macarena Cortés y otras, la promoción de estas instalaciones colaboró en la configuración de estas ciudades como destinos turísticos, y reforzó "los aspectos funcionales de dicha operación: dotarlas de espacios de encuentro social que permitieran, precisamente, la estancia en el destino" ("El paisaje urbano como nueva postal turística de Chile: las ciudades de Santiago, Valparaíso y Osorno, 1930-1960. Revista AUS 17, p. 23).