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Publicaciones de divulgación de la astronomía

El desarrollo científico de la astronomía en Chile se inició a mediados del siglo XIX, cuando una misión norteamericana instaló un observatorio en el cerro Santa Lucía para llevar a cabo mediciones astronómicas. Este desarrollo continuó en los años siguientes con la fundación del Observatorio Astronómico Nacional y la posterior llegada de observatorios internacionales al país (cf. Hernán Quintana y Augusto Salinas. "Cuatro siglos de astronomía en Chile". Revista Universitaria, n° 83, 2004, pp. 53-60).

Los avances de los astrónomos quedaron registrados en numerosas publicaciones especializadas caracterizadas por su lenguaje técnico. A estas publicaciones se sumaron las de otros astrónomos y aficionados que contrastaron con ellas por su preocupación de divulgar la disciplina y sus hallazgos a un público no experto.

Una de las primeras de ellas fue el Almanaque Astronómico de Chile para el año 1910, editado por el Observatorio Astronómico de Chile en 1909. De acuerdo a su director, el astrónomo alemán Friedrich Wilhelm Ristenpart (1868-1913), este texto fue publicado con el objetivo de ser útil para la "astronomía aplicada", y estaba destinado a diversos públicos. Entre ellos, los profesores de escuelas primarias y liceos, la marina, los agricultores y "a cada persona culta que recuerde que toda nuestra vida depende del Sol y de las estrellas" (Almanaque…, p. III). Ristenpart también destacó la importancia de que las observaciones astronómicas fueran aprovechadas para "la vida civil", a lo cual esperaba contribuir con esta publicación (Almanaque…, p. IV).

Décadas más tarde, el observatorio astronómico "Ciudad de Concepción" publicó y puso a la venta la "Revista de Divulgación Científica", una publicación trimestral dirigida por el astrónomo Carlos Muñoz Ferrada (1909-2001). En su primer número, publicado en 1942, Muñoz declaró su intención de divulgar a los socios del observatorio y al público general variadas materias tales como la astronomía, la meteorología, la oceanografía y la sismología. La revista también incluiría las conferencias y predicciones del astrónomo, quien además invitó a los lectores a enviar consultas sobre estos temas (Concepción: Imp. Lavanchy, p. 3).

Entre los contenidos de la revista, se encontraron artículos que trataron temas como los movimientos de la tierra y el anuncio de un "gigantesco cometa" en 1943. Además, la publicación incluyó los resultados de observaciones científicas y predicciones sobre "probables vientos temblores y huracanes de enero a mayo de 1943", con un detalle mensual que consideró el día y tipo de fenómeno que ocurriría.

Pero la divulgación de la astronomía también se desarrolló fuera de los observatorios astronómicos. Desde 1957 la Asociación Chilena de Astronomía editó el boletín El Universo, destinado a divulgar el conocimiento científico asociado a esta disciplina. Para alcanzar este fin, la revista contó con asesores especializados, como el científico Erich Paul Heilmaier y el profesor Tito Figari Goma.

En su primer número, la Asociación afirmó que la publicación se enmarcó en su objetivo de facilitar el acceso de la astronomía a todas las personas, para lo cual además lideró iniciativas como "conferencias, charlas, exhibiciones cinematográficas sobre temas científicos y práctica con instrumentos de observación hasta la determinación de velocidades radiales" (N° 1, Santiago: La Asociación, 1957, p. 1). Junto con difundir estas actividades, el boletín publicó artículos de interés para los aficionados, que trataron sobre avances científicos realizados en el extranjero, contenidos teóricos y orientaciones prácticas en torno a la astronomía.