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Primeras expresiones de sátira política

Las primeras expresiones satíricas en Chile, concentradas en las burlas a la aristocracia, aparecieron a inicios del siglo XIX durante la independencia. Las publicaciones aparecieron en "pasquines", textos anónimos de una o más páginas escritos a mano -debido a la falta de imprentas- que eran colgados en pendones, pegados en los muros de la ciudad o enviados por correo informal. En ellos, los adversarios políticos escribieron, por lo general, versos donde se ridiculizó a los miembros del Cabildo y del primer Congreso Nacional para, así, minimizar su imagen e importancia pública. Parte de las publicaciones satíricas impresas, entre 1810 y 1814, fueron compendiadas en los diarios personales de militares como Manuel Antonio Talavera y de religiosos como Melchor Martínez.

El pasquín más conocido de esta época fue La Linterna Mágica, que apareció en 1811 y estuvo inspirado por las publicaciones, del mismo nombre, que circularon en España y Francia. Este pasquín fue atribuido a Manuel de Salas y en él hizo "un retrato de cuantos tuvieron asiento en aquella asamblea deliberante, en la que desfilaban tanto partidarios de las mutaciones políticas como los que se aferraban al sector retrógrado" (Donoso, R., La sátira política en Chile, Santiago: Imprenta Universitaria, 1950, p. 13). Manuel de Salas caricaturizó a partidarios de la continuidad del dominio español, partidarios de la independencia y a diputados indiferentes frente al conflicto político. La aparición de La Linterna Mágica llevó incluso al Congreso a prohibir los "pasquines injuriosos", lo que abrió una breve polémica sobre la libertad de opinión e imprenta.

En 1814 apareció en Santiago la Gazeta del Gobierno de Chile, periódico conservador de tendencia monarquista que intentó confrontar a El Monitor Araucano y a los pasquines patriotas. La Gazeta utilizó muchas veces un tono satírico para polemizar políticamente y escribió versos para hacer referencia a Camilo Henríquez, Juan Egaña, Antonio José de Irisarri y otros líderes de la opinión pública patriota. El propio Monitor Araucano fue un espacio abierto a la sátira política, sobre por su editor Camilo Henríquez, y otros patriotas interesados en menoscabar los intentos monarquistas por debilitar la adhesión popular a la causa patriota.

Ese mismo año comenzó una polémica en la opinión pública que derivó en un intercambio de respuestas en tono satírico entre diferentes autores que utilizaron seudónimos. El tema principal fue la firma del Tratado de Lircay que puso fin a la primera etapa de la guerra independentista y restauró el gobierno monárquico. Los involucrados fueron Manuel de Salas, quien, utilizando el seudónimo de Pacífico Rengifo de San Pedro, intentó publicar en El Monitor un texto reivindicativo donde señaló que los habitantes de Chile habían sufrido por el cautiverio de Fernando VII en España, además, participaron Camilo Henríquez, Bernardo Vera y Pintado y Santiago Gandarillas, quienes se burlaron de Salas a través de cartas publicadas como pasquín (Archivo de don Bernardo O´Higgins, Tomo II, Santiago: Editorial Nascimento, 1947, p. 245-296). La intención de Manuel de Salas con su escrito fue disminuir los efectos de la persecución política ejercida sobre los patriotas por parte del gobierno español. La crítica hecha por Henríquez y el resto de los polemistas se concentró en ridiculizar la actitud de Salas a quien entendieron como un traidor del movimiento patriota. El propio Vera y Pintado escribió en uno de los pasquines que "seas tú, enhorabuena, un cobarde, un adulón impertinente, o lo que gustes; júntate con un par de viejas que en otro tiempo cortejó el ilustre Marqués [Marqués Medina, autoridad española defendido por Salas en su escrito]; y, sin recelo de nadie allá en la cocina, llora, moquea, y escupe a tutiplén, sobre los manes de tu amigo; pero, guárdate de engastar en tus bajezas a un Pueblo grande con la impostura que es notoria y con qué insultas a la Patria, y a todo el género humano, engañándole tan vil y desvergonzadamente" (Archivo de don Bernardo O´Higgins, Tomo II, Santiago: Editorial Nascimento, 1947, p. 259).

El periódico El Semanario Republicano, publicado entre 1813 y 1814, fue también un espacio importante donde a través de la sátira política se fomentó el sentimiento patriótico y fustigó a los partidarios realistas. Sin embargo, con la restauración del poder monárquico la "Gazeta del Gobierno de Chile" fue el único pasquín que continuó circulando.

Luego de la derrota del ejército español y la conformación del gobierno de Bernardo O´Higgins las disputas políticas volvieron a utilizar las publicaciones impresas como medio de difusión, destacando la sátira en contra del propio O´Higgins y también de José de San Martín. En ese caso, aparecieron las primeras caricaturas satíricas referenciadas por los historiadores nacionales, las que fueron identificadas como obras de José Miguel Carrera y sus seguidores. Debido a la censura ejercida por el gobierno de O´Higgins, solo el periódico satírico El Duende de Santiago, editado en 1818 por el partidario o'higginista y funcionario de gobierno Antonio José de Irisarri, continúo circulando. El resto de las publicaciones de ese tipo, sobre todo las opositoras, fueron retomadas luego de la abdicación y exilio en el Perú de O'Higgins.