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Sátira sobre la Guerra del Pacífico

La política nacional no fue el único tema tratado por la sátira política en la segunda mitad del siglo XIX, sino que también los conflictos internacionales, sobre todo la Guerra del Pacífico. Con el estallido de la guerra, la prensa y la opinión pública se volcaron a entregar información respecto al conflicto entre Perú, Bolivia y Chile. Las batallas, negociaciones diplomáticas y las decisiones tomadas por los gobiernos involucrados se convirtieron, rápidamente, en un producto noticioso consumible. La prensa satírica no se quedó fuera ya que "a través de la fuerza de las imágenes, del humor y la incorrección política, los caricaturistas, a través de un discurso visual en clave patriótica y belicista, enseñaron a los observadores de sus obras su visión particular respecto del devenir de la Guerra del Pacífico" (Ibarra C., P. "Sátiras de guerra: la prensa chilena de caricaturas y la Guerra del Pacífico (1879-1884)", en Mauricio Rubilar y Agustín Sánchez (Coordinadores), Relaciones internacionales y construcción Nacional: América Latina, 1810-1910, Concepción: 2019, p. 247).

El historiador Patricio Ibarra identificó cuatro temas predominantes al interior de la sátira política sobre la Guerra del Pacífico: primero, la exaltación de las victorias del ejército chileno; la toma de decisiones de los líderes políticos y militares, en conjunto con la consecuencias geopolíticas de la guerra, principalmente las anexiones territoriales de Tacna, Arica, Tarapacá y Antofagasta; la caricaturización de peruanos y bolivianos; y, finalmente, la paupérrima condición de los veteranos tras el término del conflicto, lo que involucró una fuerte crítica con respecto a cómo fueron tratados y al abandono de los mismos por parte del Estado y los gobiernos posteriores.Los principales periódicos satíricos que informaron sobre los acontecimientos de la guerra y los graficaron a través de sus caricaturas, fueron El Barbero, El Padre Cobos y El Padre Padilla.

El Barbero ensalzó a los generales, comandantes y cualquier soldado que hubiese destacado en las batallas, lo que contrastó con las caricaturas que ridiculizaron a los líderes de los ejércitos peruano y boliviano. Sin embargo, sus caricaturas no estuvieron exentas de críticas, un ejemplo de esto fue la caricatura aparecida en el número diez del 27 de diciembre de 1879, donde se caricaturizó a los políticos Vicuña Mackenna, Freire y Gandarillas frente a una viuda de un veterano de la guerra. La caricatura fue acompañada por un texto que decía "consolaos, señora, de la perdida de vuestro heroico esposo; aquí tenéis algunas canastadas de cartas de pésame, del Gobierno, de la Municipalidad y de la Protectora, con tesoros y bellas palabras para alimentaros en vuestro abandono" (El Barbero, N° 10, 27 de diciembre de 1879, p. 3).

Para el caso de la ridiculización a los adversarios, en el número seis del 29 de noviembre de 1879, El Barbero incluyó una caricatura donde representó al presidente del Perú vestido de mujer con la intención de representar debilidad -algo característico en esa época donde se utilizó la femenización para denostar a los rivales-, dando un discurso frente a un grupo de "cholas". La caricatura fue acompañada con el texto: "Cholas amotinadas: permítanos Excelencia asar y comernos a las chilenas; Presidente Lapuerta: vivan las defensoras del Perú. Concedido. Concedido. Ya veis hijas que me honro en pertenecer a vuestro sexo" (El Barbero, N° 6, 29 de noviembre de 1879, p. 2).

Patricio Ibarra, al estudiar la forma en que se estereotipó a peruanos y bolivianos, señala que fueron caracterizados como "temerosos, débiles, faltos de valor moral y coraje, además del menosprecio respecto a su potencial militar como adversario, plasmados en su supuesto temor al momento de enfrentarse a los chilenos, en el campo de batalla" (Ibarra C., P., "Peruanos y bolivianos en la sátira chilena de la Guerra del Pacífico (1879-1884)", Madrid: Revista Historia y Comunicación Social, Vol. 21, N° 1 (2006), p. 77).