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Sociedad Empresa Editora Quimantú Limitada

El 12 de febrero de 1971, el Estado de Chile, por intermedio de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), firmó el acta de compra de todos los activos de la Editorial Zig-Zag, empresa que se encontraba en una mala situación financiera que derivó en huelgas de sus trabajadores entre noviembre y diciembre de 1970. Esta compra incluyó los talleres de la editorial -que contaban con tres sistemas de impresión: offset, huecograbado e impresión tipográfica-, ubicados en la calle Santa María 076, comuna de Providencia (Molina, María Isabel, Las prácticas editoriales en Quimantú". Quimantú: prácticas, política y memoria. Santiago Grafito Ediciones, 2018, p. 57).

Hacia abril de 1971, se constituyó formalmente la Sociedad Empresa Editora Quimantú Limitada "con un capital de 25.000.000 de escudos" aportado por CORFO (22.500.000 de escudos) y Chilefilms (con 2.500.000 de escudos) (p. 53).

Organizada en siete divisiones, la empresa se constituía por: una División Editorial, con dos departamentos; una División Periodística, encargada de las revistas informativas; una División de Publicaciones Infantiles y Educativas; además de una División Comercial, una División de Finanzas, una División de Personal y Administración y una División Técnica, que correspondía a los talleres de impresión (p. 34-35).

Además de la producción de libros y revistas del proyecto editorial de Quimantú, gestionar la continuidad de las revistas publicadas por Zig-Zag que pasaron al cuidado de la editora estatal, como Hechos mundiales (1969-1973), Estadio (1941-1982) o Saber comer, vivir mejor (1965-1971), la empresa se ocupó de la impresión de publicaciones para agentes privados, lo que significó una de las principales entradas económicas para su subsistencia pues, tras su compra, no recibió financiamiento estatal: "Se imprimían Visión, Ercilla, Revista de Carabineros, Mundo 71, Selecciones del Reader's Digest, Eva, Rosita, Disneylandia, Tío Rico, Fantasía, Tribilín, Condorito y Vea, a las que se sumó la revista Ramona, que pertenecía al Partido Comunista (Molina, p. 30- 31).

En términos cuantitativos, en 21 meses de trabajo, la editora logró una producción de libros inédita, con tirajes que llegaban a las cincuenta mil copias, como fue el caso de la colección Minilibros, de frecuencia semanal, o que fluctuaban entre las veinte y treinta mil copias, como en la colección Nosotros los chilenos, que publicaba quincenalmente un nuevo volumen. Según Joaquín Gutiérrez Mangel (1918-2000), director de la División Editorial de Quimantú, hacia septiembre de 1973: "La división publicó unos 250 títulos: 130 literarios, 50 de Nosotros los chilenos y 70 de las colecciones Clásicos del pensamiento social y Camino abierto, dedicadas a la sociología, política, etc." (p. 76).

Esta amplia producción, sumada la de revistas como Cabrochico (1971-1972), Ahora (1971), Mayoría (1971-1973), Onda (1971-1973) o La Firme (1971-1973), convirtió a Quimantú en un referente cultural del gobierno de la Unidad Popular al difundir en la población obras que podían aportar a su desarrollo científico y tecnológico, además de profundizar en el estudio de la realidad histórica, geográfica y económica del país.