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Intervención social

Desde mediados del siglo XIX el espectro político conservador desarrolló diversas formas y herramientas de intervención social en los sectores populares y, en especial, con los pobres y enfermos.Una de las primeras intervenciones fueron las "sociedades de caridad" que normalizaron los ritos de ayuda a los desvalidos como una manera de practicar el catolicismo.Estas sociedades, que rápidamente se relacionaron con la cúpula eclesiástica y con los líderes políticos conservadores, eran "solo de la elite y muchas de ellas femeninas, porque las mujeres encontraron allí un espacio para la caridad activa […]. Las sociedades reunían a seglares con el objeto de dar comida, abrigo y catequesis a los más pobres en ese duro período de las guerras religiosas, las pestes y las hambrunas que mostraron una cara nueva de la miseria urbana. […] ayudaban a los pobres vulnerables para incorporarse a la sociedad" (Serrano, S., ¿Qué hacer con Dios en la República? Política y secularización en Chile (1845-1885), Santiago: Fondo de Cultura Económica, 2008, p. 144).

Los derechos individuales y la nueva libertad de organización permitieron que estas asociaciones proliferaran rápidamente, convirtiéndose en un espacio político para muchos hombres y mujeres -y sobre todo estas últimas- que no encontraron su lugar en el nuevo sistema de partidos que se inauguró durante las décadas de 1850 y 1860.

El historiador Sergio Grez señala dos momentos específicos en que se desarrolló este tipo de intervención social. El primer momento fue a fines de la década de 1860 y se dio en pleno proceso de discusión de las "cuestiones eclesiásticas" y de los intentos laicos por separar a la Iglesia del Estado. En este periodo "la preocupación de las clases dominantes por los pobres no revestía el carácter político que adquirió más tarde […]. Hasta entonces los sectores populares eran, a lo más, objeto de conmiseración y caridad cristiana. […] el "bajo pueblo" no era aún percibido como un peligro real para la estabilidad de la sociedad" (Grez, S., De la "regeneración del pueblo" a la huelga general". Génesis y evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890), Santiago: RIL editores, 2007, p. 541). En ese momento, destacaron la Sociedad Benéfica de Señoras, la Sociedad San Vicente de Paul o la Casa del Patrocinio de San José.

En un segundo período -sobre todo desde la década de 1890- se desarrolló una intervención tendiente a la formación laboral, pero también política e ideológica, para lo cual la Iglesia católica chilena tomó la decisión de constituir "en cada parroquia asociaciones católicas de obreros, sirviendo de señal para una intervención más directamente política de la Iglesia en los medios populares", proceso que se mantuvo sobre todo en el período más álgido de la "Cuestión Social" con la finalidad de disminuir la presión y el malestar social y evitar levantamientos populares o que las clase menos favorecidas encontraran refugio político en las ideas revolucionarias (Grez, ídem, p. 544). Así nacieron, por ejemplo, la Sociedad Católica de Obreros de Santa Ana, la Sociedad de Artesanos Católicos, la Sociedad de Unión y Progreso, la Asociación Católica de Obreros, entre muchas otras.

Una de las instituciones de gran relevancia fue también la Unión Católica, que organizó a las facciones cercanas a los sectores obreros y populares para ir en contra de las reformas y leyes laicas propuestas por el liberalismo en la década de 1880. Con las acciones realizadas por estas asociaciones el conservadurismo de fines del siglo XIX y principios del XX, a través del Partido Conservador, propició la ampliación del sufragio, teniendo entonces la caridad no solo un rol social, sino que también político y electoral. De esa manera, el partido y sus líderes aseguraron una base sólida de votantes que les permitió mantenerse vigentes al interior del nuevo sistema parlamentarista durante las dos primeras décadas del siglo XX, para luego declinar su influencia con los cambios que ocurrieron en el país tras el convulsionado primer gobierno de Arturo Alessandri Palma y la promulgación de una nueva Constitución que cambió el panorama político del país.