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Discurso de incorporación a la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile de Alberto Blest Gana

El 21 de diciembre de 1860, Alberto Blest Gana (1830-1920) fue incorporado como miembro de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile ocupando el puesto que había dejado Juan Bello Dunn (1825-1860), debido a su reciente fallecimiento. Este nombramiento se relacionó con su participación en el concurso literario organizado en este mismo año por la casa de estudios, que premió su novela La aritmética en el amor (Silva Castro, Raúl. Alberto Blest Gana. Santiago: Zig-Zag, 1955, p. 43-44)

El 3 de enero de 1861, el escritor dictó su discurso de incorporación, titulado "Literatura chilena. Algunas consideraciones sobre ella", el que ha sido considerado por la crítica como "la exposición académica de las bases teóricas de la narrativa que recientemente Blest Gana ha puesto en práctica en La aritmética del amor" (Barraza, Eduardo. "Desde que un día leyendo a Balzac: novela/folletín en la narrativa fundacional de Alberto Blest Gana". Alpha. Número 40, 2015, p. 41), así como la expresión de su "preferencia por la novela de costumbres", inclinación que "corroboró macizamente en su producción novelesca" posterior, como fue el caso de Martín Rivas (1862) y El ideal de un calavera (1863) (Araya, Guillermo. "Historia y sociedad en la obra de Alberto Blest Gana". Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año 7, número 14, 1981, p. 39).

En su discurso de incorporación, Blest Gana abordó la situación de la literatura en Chile, en específico, expresó el problema de la falta de "cultivadores de las letras" en el país, fenómeno que, para el autor, se dio por varios obstáculos. En primer lugar, la consideración de que "todo viene ya elaborado desde Europa" sin modificación, "lo que limita el campo en que pudiera explayarse la actividad nacional". En segundo orden, expresó como dificultad "lo improductivo de las tareas literarias, en una época que se distingue por el materialismo". También, mencionó la falta de estímulos para los escritores y la escasa porción de personas ilustradas en Chile. Por último, explicó que otro obstáculo era la existencia de una crítica que desalentaba a los escritores nacionales en lugar de ser "jueces equitativos" (Blest Gana, Alberto. Discurso de incorporación: Santiago: Impr. Del Pacífico, 1846. Tomo 18, p. 81).

Ante este estado de la cuestión, Blest Gana planteó que hacia 1861 la literatura chilena se encontraba en un momento de su "vida adulta" en que ya puede sentir y guiarse con su propio criterio" y que "el camino de esta mayoría de edad" es la novela ("Nacionalismo literario, realismo y novela en Chile (1850-1860)". Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año 5, número 9, 1979, p. 29), la que encauzaría de mejor forma la "tarea civilizatoria" de las letras. La predilección por este género la sustentó a partir de su alcance con el público lector, en contraste con lo que ocurría, para él, con la poesía en este periodo: "Mientras que la poesía conserva siempre para el vulgo la apariencia de los antiguos ídolos cuyo lenguaje era comprensible únicamente a los sacerdotes de culto pagano, la novela, por el contrario, tiene un especial encanto para toda clase de inteligencias, habla el lenguaje para todos, pinta cuadros que cada cual puede a su manera comprender y aplicar, y lleva la civilización hasta las clases menos cultas de la sociedad, por el atractivo de escenas de la vida ordinaria contadas en un lenguaje fácil y sencillo" (Blest Gana, p. 88).

Para Blest Gana, la novela de costumbres, entre los diferentes tipos de novelas, era especialmente la que cumplía las condiciones de "interesar e instruir", debido a que "por la pintura de cuadros sociales llamará la atención de todos los lectores; por sus observaciones y la filosofía de su estudio, adquirirá las simpatías de los pensadores y por las combinaciones infinitas que caben en su extenso cuadro, despertará el interés de los numerosos amigos del movimiento y de la intriga" (p. 90).

Subercaseaux, en esta elección de la novela de costumbres, observó una "preferencia realista" que tanto Blest Gana como otros "literatos liberales" del periodo compartieron. El crítico atribuyó esta inclinación a la influencia de autores extranjeros como Honoré de Balzac (1799-1850), en específico, por el interés en "describir la vida cotidiana, en la renuncia al culto del Yo y a lo inverosímil". Sin embargo, la principal razón de esta inclinación, para Subercaseaux, obedecía "sobre todo a una convicción que no se encuentra en los escritores europeos: aquella de que el realismo y la preeminencia de lo contemplado por sobre el contemplador son las vías más seguras para consolidar una literatura nacional que sea independiente de la del viejo mundo. Más que a una voluntad estética, el realismo responde, entonces, al propósito (liberal) de contar con una literatura propia y autónoma" (Subercaseaux, Bernardo. "Nacionalismo literario, realismo y novela en Chile (1850-1860)". Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año 5, número 9, 1979, p. 29-30).