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Mirada romántica en Diario de una residencia en Chile

El romanticismo ha sido comprendido de distintos modos: como un movimiento artístico, una estética, un estilo de vida y también como una disposición humana. Su origen fue variado, pero sus focos más reconocidos se dieron en Alemania e Inglaterra; se extendió entre fines del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, desarrollándose en distintos países de Europa y, posteriormente, en América.

El romanticismo tuvo manifestaciones particulares dependiendo del lugar en el que se desarrolló, así como también se expresó en diferentes artes, sin embargo, existieron características comunes. Entre ellas, los románticos mostraron un "espíritu crítico en contra de la razón", entendida como un modo exclusivo de conocimiento de los fenómenos naturales. Así, "esta posición hizo que se volviera a dar trascendencia a la necesidad de la fe y todas las facultades que tiene la imaginación". En concordancia con este privilegio de la imaginación y la espiritualidad, expresaron la relevancia de la sensibilidad y la subjetividad individuales y le dieron un valor relevante a la naturaleza, la que entendieron como expresión de la libertad (Guerrero Vives, Sofía. Imagen de Chile a través de los viajeros románticos: 1801-1850. Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile, 2003, p. 22-24).

En el ámbito literario, en contraste con el periodo neoclásico, exploraron una literatura "menos general, más directamente relacionada con el autor, más subjetiva y más personal", por lo que "si bien no rechazan todos los géneros literarios tradicionales, al menos se niegan a someterse a los cánones que los reglamentaban" (Van Tieghem, Paul. "Introducción". El romanticismo en la literatura europea. México, D. F.: UTEHA, 1958, p. 10).

Mediada por el espíritu romántico en boga, Maria Graham, así como otros viajeros extranjeros que llegaron a Chile a inicios del siglo XIX, expresaron su sobrecogimiento con la "belleza natural del Nuevo Mundo" y centraron parte importante de su descripción en los paisajes geográficos. En tales descripciones, se "sorprenden ante esta naturaleza salvaje, aún no intervenida por el hombre, la cual además fascina por sus dimensiones que no guardan relación con las cosas creadas por el hombre" (Guerrero Vives, p. 4).

En el caso específico de Diario de una residencia en Chile, la naturaleza aparece en sus variadas dimensiones, las que le permiten a Graham acercarse al paisaje natural desde diversas ópticas. En primer orden, desde una óptica naturalista, en su deseo de conocer científicamente todas aquellas especies que observó en el trayecto de su viaje; desde una visión imperial, preocupada por la explotación de nuevos recursos en un constante contraste con la realidad de Inglaterra; y, finalmente, desde una mirada que se vincula propiamente con una estética romántica.

En relación con esta mirada romántica, para Lilianet Brintrup, la manera en que Graham se acercó al paisaje natural se refleja, por una parte, en el sentimiento de libertad que experimentó la viajera durante su inmersión en la naturaleza. Por ejemplo, en una de las caminatas que dio en la actual Provincia del Maipo, la autora expresó: "Puedo repetir mil veces que es el día más bello que he visto, porque en las escenas vírgenes y frescas de la naturaleza, cada una que sigue a la otra es más encantadora que la anterior. La flor en forma de estrella bajo mis pies, el magnífico arbusto morado que se colgaba del barranco cientos de metros sobre el lugar de descanso más cercano (…) todo, todo era bello, y hablamos hasta que habíamos contado muchas historias de personas que los novelistas estarían felices de conocer" (Graham, Maria. Diario de mi residencia en Chile. Santiago: Grupo editorial Norma, 2005, p. 153).

Por otra parte, la forma de describir el paisaje natural en el Diario también ha sido vinculada con una estética "de lo sublime", es decir, como una experiencia individual de sobrecogimiento extremo ante la grandeza de la naturaleza. Así, por ejemplo, uno de los momentos en que la autora expresó este sentir abrumador fue cuando hizo alusión al terremoto del 19 de noviembre de 1822. Durante una réplica ocurrida al día siguiente, Graham expresó: "Jamás olvidaré la horrible sensación de aquella noche. Todas las otras convulsiones de la naturaleza nos dan la idea de que podemos hacer algo para evitar o mitigar el peligro, pero no hay refugio o escape de un temblor: la 'loca agitación' (Lord Byron, 'Darkness') que remueve a cada corazón, y se muestra en cada mirada, me parece tan horrible como puede llegar a ser el día último del juicio" (Graham, p. 213).

A partir de esta experiencia, Graham se enfrentó a la inmensidad de la naturaleza de una forma sorpresiva, constante y violenta. En este sentido, "los sentimientos despertados en Graham en el momento mismo del terremoto y durante los días que la siguen, trascienden lo práctico, la belleza y el horror, como también su propia persona-extranjera que vive en Chile, su propio luto y su propia felicidad ocurrida y construida en territorio americano" (Brintrup, Lilianet. "Maria Graham: Una mirada romántica e imperial al paisaje natural de Chile. Siglo XIX". Guardia Beatriz, Sara (editora). Viajeras entre dos mundos. Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina (CEHMAL), 2011, p. 307-308).