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Cantos poéticos de Samuel Lillo

Entre 1908 y 1916, Samuel Lillo publicó un conjunto de libros de poemas por los que parte de la crítica literaria lo ha considerado como "uno de los pocos continuadores de la tradición épica en nuestro continente" (Torres Rioseco, Arturo. "La vida literaria en Chile". Revista de Estudios Hispánicos. Tomo 1. Número 1, 1928, p. 67). Estos libros fueron Canciones de Arauco (1908), Chile heroico (1911), Canto a la América Latina (1913), Canto lírico a Vasco Núñez de Balboa (1914), Canto lírico a la lengua castellana (1916) y Canto a Isabel la Católica (1916).

Algunos de estos volúmenes fueron inicialmente poemas que se presentaron a certámenes literarios, en los que obtuvo el primer premio y que luego fueron editados como libros. Chile Heroico fue premiado en el Concurso del Consejo Superior de Letras y del Círculo Naval de Valparaíso en 1911; Canto a la América Latina obtuvo el Primer Premio en los Juegos Florales de Tucumán, Argentina, en 1913; y Vasco Núñez de Mendoza fue galardonado en el Certamen Poético del Consejo de Instrucción Pública en 1914. En 1916, Lillo recibió dos galardones por sus obras Canto lírico a la lengua castellana en los Juegos Florales Cervantinos de Valparaíso en 1916 y la Flor de Oro en los Juegos Florales de la Raza por su Canto a Isabel la Católica, certamen organizado en Concepción.

Si bien en los textos críticos sobre la obra de Samuel Lillo estas obras son mencionadas, así como también los reconocimientos que el autor obtuvo, de este conjunto de cantos poéticos el más comentado ha sido Canciones de Arauco.

Sobre el libro se ha mencionado su carácter inaugural en la literatura nacional respecto al trasfondo del paisaje austral chileno y su temática vinculada con el pueblo mapuche. Mariano Latorre (1886-1955) indicó que las "Canciones de Arauco nos hablan por primera vez de los paisajes australes e interpretan la vida del mapuche en pugna con el progreso con intenso dramatismo" (Latorre, Mariano citado por Lillo, Samuel. Espejo del pasado. Santiago: Nascimento, 1947, p. 200).

Según Marino Muñoz Lagos (1925-2017), el interés de Lillo por el pueblo mapuche se relacionó con su "larga permanencia" en Lebu, comuna de la Región del Biobío, lugar en el que "ató los lazos de afinidad con los mapuches de esa hermosa zona. El conocimiento que tiene de sus modos de vida, sus costumbres, acendraron su cariño que vaciaría más tarde en sus versos de marcial composición". Para el crítico, de esta cercanía con la región surgieron "características esenciales" de la obra de Lillo: "Su adhesión a la causa de la gente humilde, su decidida posición de defensa de la raza araucana y la exaltación patriótica de la chilenidad vista como suma del hombre y de la naturaleza bravía de la zona sur" (Muñoz Lagos, Marino. "El cantor de Arauco". La Prensa Austral. 17 octubre 1978, p. 3).

En 1916, Manuel Manquilef González (1887-1950), quien en este momento trabajaba como profesor del Liceo de Temuco, publicó una traducción de Canciones de Arauco al mapudungun (Muñoz Lagos, p. 3), texto que incluyó un prefacio en castellano.