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Juan Egaña (1896-1928)

Juan Egaña fue un escritor y editor, parte de la Generación literaria de 1920. Desarrolló su trabajo poético tanto en Valparaíso como en Santiago y fue director del semanario Numen, durante todo su periodo de publicación (Teillier, Jorge. "Los poetas olvidados". En Viaje. Número 345, julio 1962, p. 6-7).

Egaña nació en Santiago el 31 de mayo de 1896 y perteneció a una familia acomodada. Recibía una "mesada de algún pariente adinerado, la que gastaba con presteza. Luego de eso, permanecía una larga temporada en el lecho, enviando un mozo 'que conservaba por atavismo aristocrático' a comprar a crédito bebidas y cigarros, cuando lo visitaban sus amigos" (González Vera, José Santos citado por Teillier, Jorge. "Los poetas olvidados". En Viaje. Número 345, julio 1962, p. 6-7).

En 1917, Juan Egaña fue antologado en Selva Lírica. En este volumen se le mencionó junto a escritores como Daniel Vásquez -seudónimo de José Domingo Gómez Rojas (1896-1920)-, Alberto Valdivia (1894-1938), Raimundo Echevarría Larrazábal (1897-1924) y Luciano Morgad (1893-) como parte de los "poetas casi anónimos, pero más sinceros, más exquisitos y menos discutibles que muchos de los que se afanan en publicar sus 'cosas' en revistas aparentemente literarias" (Molina Núñez, Julio. "Introducción". Selva Lírica. Santiago de Chile: Soc. Impr. y Litogr. Universo, 1917, p. XV). Los poemas recogidos en esta antología fueron "El cansancio eterno", "Las letanías enfermas", "Los responsos sentimentales", "Visión", "Y vagar…", "La vida ciega", "Amor" y "Abandono". Sus versos fueron descritos como "escépticos, pesimistas, con un filtro de inquietud y dolor exacerbados que le hacen vagabundear sin quererlo por las rutas a que suelen acercarse solo los desventurados de la vida". Su estilo fue considerado como "desaliñado" debido a que "aunque lírico por naturaleza, prefiere la asperidad del vocablo rotundo, la idea íntegra en verso dislocado, a la meliflua entonación de la estrofa rítmica, pintiparada y esmirriada por el corset de la forma" (Molina Núñez, Julio y Araya, Juan Agustín. "Juan Egaña". Selva Lírica. Santiago de Chile: Soc. Impr. y Litogr. Universo, 1917, p. 232)

La poesía de Egaña también fue comentada en la sección "Los nuevos" de Claridad (1920-1932), por Oscar Segura Castro (1884- ), quien fue uno de los antologadores de Selva Lírica, bajo la firma Juan Agustín Araya. En este texto reiteró ese contraste de Egaña con otros escritores de la época a quienes les atribuyó una falta de selección de sus poemas al momento de publicar y también destacó que Egaña escribía tanto poemas amorosos como de asunto social (Segura Castro, Oscar. "Los nuevos". Claridad. Número 3, 1920, p. 4).

En noviembre de 1918, Juan Egaña, Luis Roberto Boza (1880-1950) y Alberto Moreno (1886-1918) publicaron el primer número del semanario Numen. Según relató José Santos González Vera (1897-1970) en Cuando era muchacho, la publicación se inició luego de que Egaña recibió una herencia (González Vera, José Santos. Cuando era muchacho. Santiago: Editorial Universitaria, 1996, p. 87).

Entre marzo y abril de 1919, Egaña dirigió en solitario la publicación, luego de que Alberto Moreno falleciera y Luis Boza dejara la dirección. Durante este periodo, aparecieron dos textos editoriales que firmó como "J. E.", "Clase media" y "Fetichismo", que se publicaron en los números 8 y 9, respectivamente. Posteriormente, cuando Numen se comenzó a editar en la imprenta homónima ubicada en la ciudad de Santiago, compartió la dirección con Santiago Labarca Labarca (1893-1898). Hacia mediados de 1920, junto a Pablo de Rokha (1894-1968) dirigieron la publicación, con quien se conocía desde el tiempo en que Numen se editaba en Valparaíso (Palma, David. Bases para una interpretación nietzscheana de la poesía de Pablo de Rokha. Dioniso y dionisíaco en la obra de Pablo de Rokha. Seminario de grado Licenciatura en Filosofía y en Educación. Universidad de Playa Ancha, 2013, p. 32).

En Numen, Egaña no solo trabajó como director y publicó artículos de carácter editorial y relacionados con el quehacer de la revista, sino que también dio a conocer en el medio sus creaciones poéticas, entre ellas, los poemas "Faunesca", "Abandono", "Caos" y "Melodía gris". Algunas de estas obras aparecieron en la sección "Artes y estudios" del semanario. Aquí también publicó un artículo sobre el libro La isla de oro de Alfredo Guillermo Bravo (1890-1940).

Juan Egaña, "el pálido" como le llamaban sus amigos, falleció en 1928 a los treinta y dos años (Teillier, p. 7).