Con la finalidad de incorporar nuevas tierras y ejercer soberanía nacional en los territorios al sur del río Maule, durante los gobiernos de Manuel Bulnes (1799-1866) y Manuel Montt (1809-1880) se implementó -a través de herramientas estatales y privadas- un significativo proceso de inmigración principalmente de ciudadanos alemanes en las provincias de Valdivia y Llanquihue.

Con la promulgación de la Ley de Colonización de 1845 y a partir de iniciativas particulares, como la de Bernardo Eunom Philippi (1811-1852) y su hermano Rodulfo Amando; y estatales, como la gestión Vicente Pérez Rosales (1807-1886) -nombrado agente oficial de colonización-, se buscó traer artesanos, agricultores y profesionales germanos para colonizar los territorios de Valdivia, Osorno y Llanquihue primero, Puerto Montt y Puerto Varas después.

En los inicios de ese proceso inmigratorio, fue necesario realizar estudios geográficos, hidrográficos y de cartografía del territorio para conocer el estado de las provincias, de su población, clima, recursos naturales, afluentes y caminos, además de generar informes para saber qué tierras estaban en manos de chilenos, comunidades indígenas y cuales eran de propiedad fiscal.

Tanto los hermanos Philippi (entre 1845 y 1850) como Pérez Rosales (entre 1851 y 1875) realizaron excursiones al interior de la provincia y viajaron en diversos momentos a Alemania -para entonces denominada y reconocida como Confederación Germana (1815-1866), forma por ciudades-Estado- con la finalidad de encontrar familias dispuestas a embarcarse con rumbo al sur de Chile.

La colonización como tal se llevó a cabo en varias etapas hasta 1875, con algunos periodos de estancamiento producto de problemas entre colonos y ciudadanos chilenos que disputaron la pertenencia de las tierras, por la mala propaganda contra Chile hecha en Europa por religiosos y agentes estatales que preferían otros destinos para los ciudadanos alemanes, y por la competencia migratoria ejercida por países como Estados Unidos, Argentina o Brasil, que parecieron ser mucho más atractivas para las autoridades germanas.

Durante el proceso de inmigración alemana se llevó a cabo una importante transformación del paisaje natural, la ecología y clima del territorio, al talarse el bosque nativo y reducirse las especies animales y vegetales endógenas producto de su depredación, y dedicarse gran parte de los terrenos colonizados a la agricultura, la introducción de especies foráneas y la ganadería, principalmente ovina y bovina, cuya producción se complementó con las actividades industriales y comerciales que realizaron los colonos que, debido a la falta de tierras, se movilizaron posteriormente hacia Llanquihue, Osorno y el resto de la zona sur hasta el Canal de Chacao y el Estero de Reloncaví.

En las dos últimas décadas del siglo XIX, los colonos lograron desarrollar un polo productivo y comercial en la zona y distribuyeron sus productos en el resto del país y en algunos puertos europeos. En Valdivia se constituyó un sector dedicado a la elaboración de cerveza, curtiembres, insumos industriales, astilleros y aserraderos; en las orillas del lago Llanquihue y en los llanos de Osorno, las actividades agropecuarias se desarrollaron en función del consumo local y nacional, y desde Puerto Montt prosperó el comercio con Hamburgo y otros puertos europeos.

Hacia 1880 se había evidenciado también el impacto que tuvo la colonización sobre las comunidades Mapuche, Cunco y Huilliche o williche que habitaron la frontera sur de la provincia hasta Chiloé, los alrededores del lago Llanquihue y las zonas cordilleranas. Debido al aumento de población inmigrante y chilena, surgió la necesidad de expansión hacia nuevas tierras, lo que supuso una serie de ocupaciones de terrenos que, tradicionalmente y desde tiempos prehispánicos, eran habitados por las comunidades indígenas. Bajo un sistema desregulado, situación que se extendió en la práctica hasta 1893 cuando se prohibió la compra de tierras indígenas, parte de la colonización supuso una ocupación a través de medidas ilegales y acciones violentas, estatales y particulares, que corrieron la frontera de la Araucanía o Ngülumapu, en complemento con la ocupación militar del territorio.

La influencia alemana se mantuvo en la zona sur y en el país en general durante casi un siglo, a través del fomento de la ciencia, su inserción en el sistema educativo y las reformas pedagógicas, en la arquitectura de las principales ciudades y en sus negocios tradicionales, su presencia en los círculos empresariales y políticos, y la conformación de una cultura chileno-germana que influyó en diversos ámbitos de la vida social chilena.

En ese sentido, destacaron importantes figuras alemanas en diversas áreas y disciplinas como Jörg Heinrich Schneider (1846-1904), Friedrich Albert Taupp (1867-1928), Teresa Adametz, Elizabeth Bongard (1849-1928) y Guillermina Von Kalchberg de Froemel en la pedagogía; Rodulfo Amando Philippi (1808-1904), Karl Friedrich Reiche (1860-1929), Rudolf (Rodolfo) Lenz Danziger (1863-1938), Hans Steffen Hoffman (1865-1937), Friedrich Hanssen (1857-1919), Ludwig Darapsky (1857-1916), Emilio Held Winkler (1898-1996), Paul Treutler (1822-1887) y Friedrich Leybold (1827-1879), entre otros, en las ciencias naturales, sociales y humanidades, geografía y mineralogía; Otto von Moltke (1851-1881), Emil Körner (1846-1920), Hans Edler von Kiesling y Jorge Boonen (1858-1921) en el Ejército; en el ámbito de la medicina destacaron Robert Möricke y Max Westenhofer (1871-1957); en la cultura y artes en general fueron de relevancia Wilhelm Frick Eltze (1813-1905), María Pfaetterer-Hellstern (1875-1941), Theodor Ohlsen (1855-1913) y Ernst Sigismund Kirchbach (1831-1876) (Sociedad Científica Alemana de Santiago. Los alemanes en Chile. Santiago de Chile: Imprenta Universitaria, 1910).

En la esfera de las prácticas y cultos religiosos, la comunidad alemana que inmigró a Chile fundó importantes grupos cristianos protestantes, principalmente luteranos, y las congregaciones de esa nacionalidad participaron activamente también en la educación y en misiones de evangelización, principalmente en las provincias del sur y entre las comunidades indígenas.

La relación internacional Alemania-Chile, que se profundizó con el proceso de inmigración, colonización y posterior nacionalización de las familias que llegaron al país, permitió importantes intercambios comerciales pero también educativos, ya que estudiantes chilenos tuvieron la oportunidad de viajar a las principales universidades germanas a estudiar y perfeccionarse en diferentes áreas del conocimiento y la ciencia.

A fines del siglo XIX y principios del XX el proceso de colonización entró en franco receso, debido a la finalización de la política colonizadora vía inmigración extranjera impuesta por el Estado, y luego por la crisis económica nacional, causada por los efectos de la Primera Guerra Mundial que también afectó a Alemania como país participante de manera directa en el conflicto bélico, la inestabilidad de la industria salitrera y el agotamiento del sistema político-económico liberal a nivel nacional y mundial.

La actualización de este minisitio se publicó durante julio de 2023.