Subir

Mi hermano Cristián

Cristián queda paralítico luego de que su hermano Ariel le dispara accidentalmente. Desde entonces, vive confinado en su habitación, que permanece siempre a oscuras y con la ventana cerrada. La acción de la obra teatral escrita por Alejandro Sieveking se centra en cómo Cristián intenta cercenar la vida de su hermano -tal como él lo hizo con la suya-, separándolo de su amiga Verónica, y tiraniza la compasión de sus padres llevándolos al borde del divorcio.

Mi hermano Cristián fue estrenada en 1957 en el marco del Festival de Estudiantes de Teatro realizado en el teatro Talía. El reparto estuvo integrado por Lucho Barahona (Ariel), Alejandro Sieveking (Cristián), Elvira Grez (Ana), Myriam Benovich (Verónica) y Tomás Vidiella (Jorge), mientras que la dirección estuvo a cargo de Raúl Rivera, todos ellos compañeros de curso de Escuela de teatro de la Universidad de Chile.

La obra utiliza una serie de recursos dramáticos que dan cuenta del manejo que el joven dramaturgo tenía del discurso teatral y escénico. El título de la obra indica que la narración se realiza desde el punto de vista de Ariel; tal como explica Elena Castedo-Ellerman, "en términos dramáticos, significa que el público simpatiza con Ariel, que la obra se construye alrededor de alguna característica de Cristián, o sea, la capacidad de mantener vivo el sentimiento de culpabilidad de su hermano para así manipularlo a su gusto. Crea de este modo un estado de dependencia mutua que le da un motivo de vida y una razón de ser" (El teatro chileno de mediados del siglo XX, 1982, p. 70). Esta dependencia, cuya ruptura marca el arco dramático de la obra está representada a través de una escenografía que permite las acciones simultáneas. Esto se logra con dos dormitorios, separados por una escalera, que se diferencian por colores y tonalidades: claros y brillantes los de la pieza de Ariel y, un poco más abajo, la pieza oscura de Cristián. Asimismo, la utilización de los elementos escénicos para expresar los estados emocionales de los personajes será central para mostrar sus cambios: "Espoleado por el movimiento y las posibilidades que el autor ha mostrado escueta y simbólicamente a través de la ventana, Ariel abandonará la casa-cárcel. En el clímax, la reacción positiva del 'abandonado' Cristián se muestra cuando pide que abran la ventana y lo sienten junto a ella" (op. cit., p. 71).

Esta obra ha sido catalogada como una de realismo sicológico por el mismo autor, categoría en la que coinciden los críticos Juan Andrés Piña (Teatro chileno actual) y Eduardo Guerrero (en el prólogo a la Antología de obras teatrales).