Alfonso Alcalde mantuvo una estrecha relación con el teatro, tanto porque el particular acento dramático de sus relatos -que reproducían con maestría el habla coloquial chilena- los hacía especialmente propicios para ser adaptados teatralmente, como porque él mismo hizo una sorprendente incursión en la dramaturgia con su descomunal pieza La consagración de la pobreza.

Entre las adaptaciones destacan: Paraíso para uno, basada en su obra narrativa y estrenada por alumnos del Taller de Teatro de la Universidad Católica en 1969 y la obra Tres noches de un sábado, adaptación de su relato La tercera espera, a cargo de la periodista Isabel Allende. Puesta en escena por el grupo Ictus, el montaje se convirtió en uno de los más trascendentes de los años setenta, con la participación de los actores Patricio Contreras y Carlos Cornejo.

Su obra teatral más emblemática fue La consagración de la pobreza, originalmente pensada para 17 horas continuas de duración y que en 1993 estrenó la compañía Gran circo teatro, bajo la dirección de Andrés Pérez.