Subir

Ámbito social

La incorporación de los nuevos territorios del Norte Grande generó un proceso migratorio de chilenos desde el Norte Chico, la Zona Central y Sur, para incorporarse como trabajadores en la industria salitrera, así como en actividades anexas en los puertos, ferrocarriles y campamentos. Entre 1885 y 1895 la población del Norte Grande creció de 88 mil a 141 mil habitantes, para alcanzar a los 234 mil al momento de levantarse el censo de 1907.

Al comenzar la década de 1920 la cifra había aumentado a 288.000 habitantes, manteniéndose con escasa variación hasta la crisis de los años treinta. Al mismo tiempo que los chilenos llegaban al Norte Grande, miles de peruanos emigraban hacia su tierra natal. En este hecho no sólo influyeron las políticas gubernamentales de chilenización, sino también la acción de nacionalistas que, agrupados en las ligas patrióticas, persiguieron y hostigaron con violencia a los peruanos y bolivianos residentes entre Arica y Antofagasta.

La industria salitrera propició la formación de numerosos núcleos de población en la pampa y en los puertos de la costa, así como también de una extensa red de comunicaciones.

El censo de 1907 encuestó la población de 140 pueblos, aldeas, caseríos y oficinas solamente en la provincia de Tarapacá. En todo el territorio salitrero existían nueve puertos mayores: Iquique, Caleta Buena, Junín y Pisagua, en Tarapacá, y Tocopilla, Mejillones, Antofagasta, Caleta Coloso y Taltal, en Antofagasta. A esto se agrega un considerable número de puertos menores y caletas como Cobija y Paposo.

La aparición del campamento minero constituyó el fenómeno más significativo en la redefinición de la territorialidad, la cultura y la identidad minera nortina. Contribuyó a satisfacer la demanda de fuerza laboral, a la vez que estableció control sobre el vagabundaje y la itinerancia del peón minero. Allí la mano de obra era disciplinada y sometida a extenuantes horarios de trabajo equivalentes a una remuneración pagadera en dinero o fichas. Esta forma de producción capitalista permitió el surgimiento del proletariado minero, y con él, la base social del movimiento obrero salitrero. Sus reivindicaciones, planteadas en huelgas brutalmente reprimidas, como la que condujo a la Masacre de la Escuela Santa María de Iquique, abarcaban el fin del monopolio de las pulperías, el pago monetario del salario, la instalación de escuelas en los campamentos, implementación de seguridad laboral, fin del control sobre la correspondencia y estabilidad en las remuneraciones, entre otras demandas.