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Difunta Correa

La historia de la Difunta Correa atraviesa las fronteras de Argentina para radicarse en Chile, en diversos santuarios repartidos en distintas localidades nacionales.

La muerte de Deolinda Antonia Correa aconteció en la segunda mitad del siglo XIX, en el sector de Vallecito, en la provincia de San Juan. Al ir Deolinda tras su esposo, reclutado por las tropas de Facundo Quiroga, agotada y sin provisiones, muere de sed en el desierto. Sobrevivió su pequeño hijo, quien se habría alimentado de la leche que aún manaba de sus pechos. Este suceso insólito conmovió a los habitantes de la zona, expandiéndose su historia y originándose un culto que llegó a Chile alrededor del año 1975. Sus animitas se han caracterizado, a lo largo del tiempo, por la acumulación de botellas de agua que los devotos dejan en señal de ofrenda.