En 1937 aparece Los cuentistas chilenos: antología general desde los orígenes hasta nuestros días. Raúl Silva Castro introduce esta selección de cuentos con un estudio preliminar, en el que esboza los principios y virtudes del método cronológico empleado, el cual, a su juicio, "permite distinguir con gran facilidad las variaciones del gusto, las influencias sucesivas, todo aquello que en otras esferas de la vida humana se llama progreso y que en literatura no puede recibir el mismo nombre" (Silva Castro, p. 9). En atención a "que no tenga el libro dimensiones excesivas" (op. cit., p. 157), el antologador optó por incluir sólo un cuento de cada autor.

Los relatos seleccionados ofrecen un panorama de los cambios experimentados por el género a lo largo de la historia literaria chilena. Estos corresponden a: "El mendigo" de José Victorino Lastarria; "Tradición China. Taita Pedro" de Adolfo Valderrama; "La derrota de Calama" de Daniel Riquelme; "Doña Juanita" de Luis Orrego Luco; "El chiflón del diablo" de Baldomero Lillo; "Candelilla" de Federico Gana; "Un naufragio" de Pedro Balmaceda Toro; "Amor de estudiante" de Edigio Poblete; "El secuestro del candidato" de Alberto Edwards; "Los dos patios" de Joaquín Díaz Garcés; "El padre" de Olegario Lazo Baeza; "La inútil" de Januario Espinosa; "En provincia" de Augusto D'Halmar; "Una luz" de Víctor Domingo Silva; "Vásquez" de Guillermo Labarca Huberston; "La antipatía" de Eduardo Barrios; "Perseguido" de Rafael Maluenda; "Por una docena de huevos duros" de Ernesto Montenegro; "¡Era tan lindo!..." de Fernando Santiván; "El bandido" de Joaquín Edwards Bello; "Los ojos puros" de Carlos Acuña; "La picada" de Luis Durand; "La nochebuena de los vagabundos" de Salvador Reyes; "Doña Santitos" de Marta Brunet; "La manda" de Armando Arriaza; "Fin" de Diego Muñoz; y "La ventana que mira al mar" de Luis Enrique Délano.

Luego, en 1957 publica Antología de cuentistas chilenos, segunda edición abreviada y actualizada de Los cuentistas chilenos: antología general desde los orígenes hasta nuestros días. Considera solo cuentos de autores ya fallecidos y prescinde del texto crítico sobre la evolución del género incluido en la versión anterior: "todo ello ha sido reducido para aligerar la lectura y facilitar el estudio" (Silva Castro, Antología de cuentistas chilenos, 1957, p. 9).

Esta selección confirma los aciertos literarios de aquella primera compilación. Se conservan los relatos "El mendigo" de José Victorino Lastarria, "Tradición China. Taita Pedro" de Adolfo Valderrama, "La derrota de Calama" de Daniel Riquelme, "Candelilla" de Federico Gana, "Un naufragio" de Pedro Balmaceda Toro, "Amor de estudiante" de Edigio Poblete, "El secuestro del candidato" Alberto Edwards, "Los dos patios" de Joaquín Díaz Garcés, "La inútil" de Januario Espinosa y "La picada" de Luis Durand.

"Caza Mayor" de Baldomero Lillo viene a reemplazar a "El chiflón del diablo" y "A rodar las tierras" de Augusto D'Halmar, a "En provincia". Adicionalmente, Silva Castro incluye los relatos "En el tren" de Pedro Nolasco Cruz, "Las tres Marías" de Roberto Alarcón Lobos, "La defensa" de Manuel Magallanes, "El angelito" de Mariano Latorre y "El callejón de los gansos" de Óscar Castro.