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El diálogo e intercambio cultural

La revista Árbol de Letras fue un gran aporte para la cultura chilena, pues ayudó al diálogo e intercambio de opiniones entre diversas perspectivas. Significó un avance para las letras chilenas, ya que posibilitó que distintos autores mostraran su propia individualidad y visión de la literatura.

A lo largo de la revista fueron publicados poemas y textos de escritores de todo el mundo, también de poetas norteamericanos, como Ezra Pound y Wallace Stevens. La opción de Árbol de Letras fue privilegiar la calidad artística ante todo.

Lo más importante para los editores de esta publicación fue el estudio de la literatura en sí misma. Con esto, el lenguaje fue la principal herramienta para el cambio y la revolución. Este instrumento fue utilizado, además, con el objetivo de dar a conocer las distintas expresiones culturales de la época: poesía, ensayo, novela, cine.

Árbol de Letras quiso abrir el criterio de los lectores chilenos, por lo que se publicó en casi todos sus números textos extraídos de revistas extranjeras, aunque éstos contuvieran críticas a los discursos de intelectuales de izquierda. En este espacio de intercambio cultural, uno de los artículos más notables fue: "Lo que dice el Times literary supplement de Londres sobre las revistas literarias de América Latina", en el número 6, de mayo de 1968. En este artículo se criticó el radicalismo intelectual de izquierda y su intolerancia con los escritores que no mostraban algún tipo de adhesión a la causa revolucionaria: "El caso es que muchos escritores en Latinoamérica (y en otras partes, por supuesto), han creído necesario adoptar una postura de frenética desaprobación y culpa autoacusatoria ante su lejanía de la lucha de guerrillas en las sierras y selvas del Tercer Mundo. Primero Sartre -que por mucho ha tenido una inmensa influencia en Latinoamérica- dio cómodamente instrucciones a los escritores de los países subdesarrollados, en el sentido de abandonar el lujo escandaloso de escribir novelas y poemas para concentrar las energías enteramente en la lucha revolucionaria; luego Che Guevara pidió que los intelectuales 'cometieran suicido como clase'. De ahí que no deba sorprender que muchos escritores latinoamericanos hayan adquirido una actitud tan miedosa y neurótica"