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Masiva proliferación de revistas literarias

Por muchas décadas, la vida cultural chilena se caracterizó por tener una larga tradición de revistas literarias. En la década del sesenta, la mayoría de las publicaciones tuvo su origen en escenarios universitarios, donde se gestionaron importantes cambios en el ámbito de la cultura y las letras. Las principales revistas universitarias que circularon en esta época fueron: Anales de la Universidad de Chile, fundada en 1843, que adquirió en este periodo, bajo la dirección de Álvaro Bunster, gran protagonismo; Aisthesis, creada en 1966 por el Instituo de Estética de la Universidad Católica y dirigida por Raimundo Kupareo, se centró en el análisis de problemas de estética; Ancora (1965- 1972), fue una publicación de la Universidad de Chile de Antofagasta, estuvo dedicada a temas diversos sobre el Norte Grande; Arúspice (1965-1968), revista poética del grupo "Arúspice", estuvo conformada primordialmente por estudiantes de la Universidad de Concepción; Atenea, fundada en 1924, esta publicación trimestral de la Universidad de Concepción fue un gran aporte en la promoción del ensayo y la creación literaria e histórica, además de presentar temas de educación y divulgación científica; Boletín del Instituto de Filología de la Universidad de Chile, del director Rodolfo Oroz; Boletín del Instituto de Literatura chilena (1961-1968), de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, se especializó en bibliografía de autores chilenos e información crítica de literatura chilena y latinoamericana; Boletín de la Universidad de Chile (1959-1971), dirigida por Jorge Teillier, apareció mensualmente y se dedicó a la divulgación científica, cultural y de problemas de la educación superior tanto en Chile como en el extranjero; Finis Terrae (1954-1967), publicación bimestral del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad Católica, se centró en temas de educación superior y creación literaria; Revista del Pacífico (1964-1968), del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile sede Valparaíso, abarcó temas literarios, filológicos y lingüísticos; Stylo (1965-1980), dirigida por Jaime Arellano, fue editada por la Universidad de la Frontera y cubrió temas de historia y de teoría literaria.

En esta década, también surgieron revistas gracias a la iniciativa de los propios escritores. Asimismo, siguieron apareciendo otras que llevaban una larga existencia en el medio cultural chileno. Una de éstas fueron los Cuadernos de poesía Hacia los que, fundados por Andrés Sabella en 1933, en este periodo cumplió más de veinte años de vida.

Las revistas de la década del sesenta, dirigidas por escritores, se centraron en la divulgación poética y en la discusión literaria. Algunas de éstas fueron: Mapocho de la Biblioteca Nacional, fundada en 1963; Carta de poesía, del escritor Floridor Pérez fue un cuadernillo de poesía que tuvo tres números en 1967; La Honda (1966-1967), revista de literatura de la escritora María Flora Yáñez; Litoral, dirigida por Carlos René Correa se publicó desde 1966 a 1968; Orfeo (1963-1968), editada por Jorge Teillier, Sergio Hernández y Floridor Pérez, acogió poesía y teoría poética; Portal (1964-1984/ 1996-1998), dirigida por Marina Latorre fue una revista de arte y literatura; Trilce (1964-1969), publicación del grupo homónimo de poetas valdivianos, fue de carácter exclusivamente poético, y, por último Cormorán (1969-1970), del poeta Enrique Lihn, abordó distintos temas de la cultura nacional y de las perspectivas ideológicas de la época.