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El diario Punto Final

En 1967, momento en que ocurría el bloqueo a Cuba por parte de Estados Unidos, los intelectuales chilenos mostraron una posición de apoyo a Fidel Castro. Se habló mucho del "radicalismo armado" de algunos escritores, quienes rechazaron cualquier vinculación con el "imperialismo" norteamericano. Tanta fue la oposición, que se tildó de traicioneros a los intelectuales que dictaron clases de literatura latinoamericana o que asistían a congresos en el país del norte. Dicha actitud tan radical no fue compartida por los editores de Árbol de Letras. Si bien estuvieron en contra del bloqueo a Cuba, se preguntaron: "¿Qué eficacia puede tener esta radicalización maniqueísta, sostenida con insolencia, pero también con gran sinceridad por algunos jóvenes escritores?" (Árbol de Letras, (1), diciembre 1967 ).

La posición de Árbol de Letras fue más abierta, proponiendo la libertad de opinión, el intercambio cultural y el compromiso con la vocación creadora artística para el mundo intelectual. Esta posición fue criticada por algunos sectores de izquierda chilena. El diario Punto Final, especialmente, objetó al comité editorial de Árbol de Letras su supuesto "diálogo en inglés". Con ironía Venzano Torres, director de Punto Final, se rió de la revista: "así se hacen las hamburguesas y no los complejos tejidos de la cultura nos parece".

Ante tal ataque, Antonio Avaria respondió en la segunda edición de Árbol de Letras, publicada en enero de 1967: "Tan admiradores de Sartre, estos redactores literarios de Punto Final, pero tan enemigos del diálogo (conseguirían ponerle punto final a la cultura), y tan livianos para olvidar que la acción del escritor es la palabra. A pesar suyo, la usan: como no creen en ella, en vez de disparar -ése es el poder de la palabra justa- soplan. ¿Por qué desesperan, por qué ignoran que la inteligencia norteamericana puede llegar a transformar la bárbara política internacional de su gobierno? ¿A qué incurrir en el mismo error de USA: propalar y acabar creyendo en mitos simplistas, desconocer las fuerzas vivas del imperio enemigo? También nos duele -aquí hablamos por la herida, lo cual no nos arredra (porque aunque les cueste entenderlo, nuestras observaciones son fraternales y de ningún modo despreciamos a Venzano o a Punto Final) -la mezquindad: el primer cuaderno de Árbol de Letras traía como documento un histórico mensaje de Mario Vargas Llosa, un texto inédito de Regis Debray y en la entrevista de marras se partía de la necesidad de una revolución social en Latinoamérica y se condenaba enérgicamente el bloqueo a Cuba, por tratarse -nos parece- de una innoble medida de censura, fuera de representar una torpe política de avestruz. ¿Miopía involuntaria la de Venzano, que no vio estos, ni cuidó de informar sobre una traducción original de Baudelaire, un poema inédito de Vallejo y otras informaciones literarias que proporcionamos y que no le vienen mal al público chileno? Preferimos no hacer conjeturas, pero sería grotesco que los redactores literarios de Punto Final defraudaran la confianza que el régimen cubano ha depositado en ellos. Nada peor que defender algo con palos de ciego.

La próxima vez, Venzano, dispare la palabra justa al hombre justo".