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los primeros objetos artísticos

Los primeros objetos artísticos que llegaron a Chile fueron pinturas e imágenes de bulto traídas por los conquistadores españoles como amuletos religiosos. Dentro del contexto de la conquista, una de las imágenes protectoras favoritas era la de la Virgen María, las cuales eran llevadas en la expedición junto con los conquistadores. El primer objeto de este tipo del que se tiene registro en Chile es la imagen de bulto de la Virgen del Socorro traída por Pedro de Valdivia. El relato de los cronistas cuenta que Pedro de Valdivia mandó a construir una ermita una vez llegando a Santiago como pago de un voto realizado antes de la partida hacia territorio chileno.

La imaginería virreinal en Chile comienza con las tallas de devoción. Una de las primeras imágenes que llegaron a Chile fue la Virgen del Socorro, traída por Pedro de Valdivia, años más tarde, el mercedario portugués fray Antonio Correa trae de Cuzco una "Virgen de la Merced", de la cual se trae sólo el rostro y las manos. Otras vírgenes conocidas que fueron traídas en los primeros años de la conquista son la Virgen de la Victoria de la Catedral, hoy desaparecida, la Virgen de la Concepción, en la Serena y la Virgen de las Nieves en La Imperial. Todas éstas imágenes desempeñaban un importante papel como símbolo sacro.

Resulta difícil tipificar las primeras piezas de imaginería producidas en Chile, en parte por su escasez y por su poca homogeneidad estilística, estas piezas no poseen una unidad de estilo que las pueda definir dentro de un estilo.

Las vírgenes conquistadoras (la del Socorro, de la Merced, de las Nieves, de Boldo, de la Victoria de la Catedral) marcan el comienzo de la escultura virreinal en Chile y constituyen los primeros modelos para modestos artesanos o santeros locales.

A diferencia del resto del Virreinato del Perú, en Chile es difícil establecer una continuidad entre la artesanía y arte producido antes de la llegada de los españoles y la imaginería colonial, principalmente debido al carácter utilitario de las piezas que se encontraban en chile.

En el siglo XVII las imágenes traídas de Europa fueron reemplazadas por las que llegaban directamente desde el Virreinato del Norte, principalmente las que se exportaban desde Lima y Potosí. Se diferencian además dos tendencias escultóricas en la producción de imágenes: la influencia sevillana de bajo renacimiento y la influencia manierista que cultivaban los escultores y pintores italianos.

Respecto al tipo de imágenes que se producían, estas eran de gran variedad y se clasificaban de acuerdo al modo en que eran ejecutadas. La imagen de bulto, o talla completa, era una escultura tridimensional trabajada completamente en madera, que requería una gran habilidad y dedicación por parte del escultor. Otro tipo de imagen era el candelero o bastidor, que consistía en un armazón de madera en forma de cono donde se insertaban las manos y el rostro que eran piezas más detalladas, luego toda la figura se vestía para ocultar la falta de detalle en las partes del cuerpo. Al vestir estas esculturas, las imágenes producían un efecto de mayor realismo y humanización de las figuras religiosas.

Además de estos dos tipos de esculturas, se encontraba la imagen de tela encolada, muy parecida al candelero pero con la utilización de un bastidor de tela en vez de un cono de madera; las esculturas de talla esquemática, con menor detalle en las extremidades que se ocultaban con vestidos y finalmente las imágenes articuladas, las cuales se movían con complicados sistemas de engranajes.