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Casa de Maternidad de Santiago

El cuidado del parto no constituyó un tipo de asistencia habitual ni regular en los hospitales del país sino por el contrario una atención excepcional que sólo se tornó significativa en volumen en las primeras décadas del siglo XX. Durante el siglo XIX, la Casa de Maternidad de la capital, heredera de la pequeña sala maternal en la antigua Casa de Huérfanos en 1831 y reacondicionada en terrenos aledaños al Hospital San Borja en 1875, fue el recinto caritativo y asistencial que acogía a las parturientas pobres. El establecimiento alcanzó un reconocido prestigio entre la comunidad médica y la Junta de Beneficencia de Santiago gracias al progreso de los tratamientos médicos implementados, la infraestructura disponible y la notable gestión del médico Adolfo Murillo que la dirigió entre 1875 y 1899, sirviendo de modelo para las maternidades que se crearon en los primeros años del siglo XX en algunas ciudades de provincias como Antofagasta y Concepción.

Con el cambio de siglo, este recinto sumó a sus dependencias el trabajo de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Chile, y fue conocido como la Maternidad del Hospital de San Borja que prestó servicios durante gran parte del siglo XX.